16 marzo 2009

La alegría de compartir

“Cada uno tiene algo para dar. Dinero, talento, tiempo o una simple oración. La generosidad es una virtud que nos eleva y nos pone en sintonía con nuestra semejanza divina. Esto nos permite situarnos en el lugar del otro y comprender, en un instante, el regalo indicado para la persona indicada en el momento preciso”, (M. Solanet). Una anécdota que subraya esto por contraste.

Un amigo encontró al famoso novelista francés Balzac en un restaurante ocupado en partir un gordo y suculento pato.
— Mi querido Balzac, —exclamó el amigo, que a la vista de tal escena sintió también apetito— ¡supongo que no lo comerá solo!
— No, no, respondió el escritor—. ¡Estoy esperando una fuente de ensaladas!

“Señor: todos los talentos y dones que me diste son para que los comunique y los haga fructificar. Que pueda levantarme cada mañana con un gran deseo de hacer el bien a los otros. Arranca de mi interior todo egoísmo y toda indiferencia, para que entregue mis energías en el servicio generoso a los demás”. Hermosa oración para iniciar tu jornada

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