17 marzo 2009

San Patricio - 17 de Marzo




HISTORIA DEL SANTO

Su nombre real era Maewyn Succat y nació en la actual localidad escocesa de Killatrick, entre Dunbriton y Glasgow, entre los años 377 y 385. Murió en Irlanda el 17 de Marzo alrededor del año 461. No se conoce con suficiente precisión histórica los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda.

Por lo que el santo dice de si mismo, se supone que era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejercito romano; su madre era familia de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo el occidente.

Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito.

Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las costas de Mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud. Al parecer, estas época de penurias a su temprana edad influyeron en su formación religiosa y espiritual. Según sus palabras, hasta entonces "aún no conocía al verdadero Dios"

Para entonces: "oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron mas dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado a hacer hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras tantas. Con este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por entonces estaba contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior".

Luego de seis años en Irlanda, soñó una noche que una voz le mandaba huir y llegar hasta las costas, donde un barco lo iba a recibir. Obedeció y caminó más de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo. Sus reiteradas peticiones para que le dejasen viajar gratis fueron siempre rechazadas, hasta que al fin el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie y hasta las provisiones se agotaron. Patricio narra esa aventura diciendo:"llegó el día en que el capitán de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo. '¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano? Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces no le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir por hambre? Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…' A aquellas súplicas yo respondí francamente: 'Poned toda vuestra confianza y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es imposible, a fin de que en este día os envíe vuestro alimento en abundancia y también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos puesto que El tiene de sobra en todas partes'. Fue entonces cuando vimos cruzar por el camino una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron y mataron a muchos. Ahí nos quedamos dos noches y, cuando todos estuvieron bien satisfechos y hasta los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata. Después de aquella comilona todos mostraban su agradecimiento a Dios y yo me convertí en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día tuvimos alimento en abundancia.". Finalmente llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó a salvo a la edad de veintidós o veintitrés años y volvió a su casa.

No hay ninguna certeza respecto al orden de los acontecimientos que se produjeron desde entonces. Los primeros biógrafos del santo dicen que Patricio pasó varios años en Francia, antes de realizar su trabajo de evangelización en Irlanda, donde se habría sometido a la dirección de San Germán de Auxerre, de quién sabía que estaba preocupado por la cristianización de la tierra irlandesa; aprende la vida monástica en Lerins. Más tarde recibió de sus manos la Ordenación sacerdotal; llega hasta Roma, donde el Papa Celestino le confiere el encargo de llevar a Cristo a la que, siglos después, será llamada la "Isla de los Santos". Desembarca en ella, consagrado ya Obispo; durante el verano del año 433.

Algunos historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma y que, el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial, ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio.

Puesto que los datos de sus primeros biógrafos son muchas veces confusos, legendarios y contradictorios, es materialmente imposible obtener detalles del trabajo en las tierras donde había estado cautivo. La tradición afirma que trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma donde Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios cuando era un joven esclavo.

Una anécdota que antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda relata que cuando el amo se enteró del regreso de Patricio convertido en venerado predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las llamas.

Se afirma que, a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl y que con la energía que lo caracterizaba se propuso la tarea de conquistar el favor del "Gran Rey" Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la región de Meath.

San Patricio y los celtas

Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de la religión celta, predominante en esas tierras antes del desarrollo del cristianismo. También figuraban en la lista de sus enemigos los pelagiaros. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna se conserva una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de el mismo, como sentía y actuaba.

Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: "Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén". Los augurios agregaban esto todavía: "Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará".

No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes (puesto que si uno de ellos se convertía, también lo debía hacer sus súbditos), aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire.

San Patricio fue fundamental en el proceso de evangelización mediante la síntesis de los temas de los celtas y cristianos dando lugar a un sincretismo particular. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. De esta forma, la doctrina cristiana no se presentaba tan hostil, por ser enseñada a través de formas aceptadas y conocidas y temas familiares. La naturaleza (así como su expresión más inmediata en las plantas y animales) era objeto de adoración para las culturas celtas y sus sacerdotes, los druidas. Necesitaban de ella para vivir (una sociedad basada en los cultivos de subsistencia) y pero al mismo tiempo necesitaban de un conocimiento desarrollado de la misma. Era de esperar que tome ribetes religiosos. La sociedad celta estaba la mayor parte del tiempo pendiente de la naturaleza y en ella invertía gran parte de sus energías.

Esta técnica fue usada mas tarde en otros lugares y tiempos, mediante el sincretismo, el cristianismo pudo repercutir en el seno de otras religiones, hasta fagocitarlas, como ocurrió mas tarde en las religiones incaicas en América del Sur e Ingalterra. Cuando San Gregorio el Grande envió a San Agustín y a sus monjes a la evangelización de Inglaterra, les dio, entre otras consignas, la de tener en cuenta las costumbres y tradiciones del país y de no destruir innecesariamente, sino cristianizar y santificar. Utilizad incluso los templos paganos -les decía- pues "cuanto más la nación vea que subsisten sus antiguos lugares de oración, estará mejor dispuesta a convertirse". Es decir, que juzgaba mala táctica la de suprimir aquello que sólo era necesario marcar con otro signo. Un siglo antes, el Apóstol de Irlanda había seguido exactamente este elogiado procedimiento. Ésta fue, precisamente, la característica de su genio apostólico: adaptar al cristianismo, en cuanto era posible, los usos y formas de la religión druídica.

Las hogueras encendidas para honrar el solsticio de verano, las convirtió en homenaje al santo Precursor de Jesús (he aquí los fuegos de la noche de San Juan); del sol, que era sagrado para los celtas, hizo un símbolo de Jesucristo ("Creemos en el verdadero Sol, Cristo, y lo adoramos"); los pilares de piedra diseminados por el campo, a los cuales daban los paganos una significación religiosa, los cristianizó coronándolos con una cruz; la visita a las viejas fuentes sagradas, no la prohibió San Patricio, pero las convirtió en baptisterios (para el bautismo por inmersión), y así continuóse llamándolas santas; al abrigo de las seculares encinas druídicas, llevó a los ascetas solitarios; y, adoptados el vestuario y cierta original tonsura que ostentaban los druidas, éstas fueron las características de los monjes católicos irlandeses. Sin embargo, el tema de los milagros como prueba, no tanto de la existencias, sino del poder ilimitado de Dios y de su calidad de Dios único y verdadero, fue utilizado ampliamente en el proceso de evangelización. Tómese por ejemplo el suceso de los cerdos descrito en el comienzo. Este no es el único caso. Cuenta el mito que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: "El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla". Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez a dado muchos misioneros a la Iglesia.

La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los "Anales de Ulster". Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración.

San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a "toda Irlanda". El propio santo alude, más de una vez, a las "multitudes", a los "muchos miles" que bautizó y confirmó. "Ahí", dice San Patricio, "donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios? Ahí se ha visto que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes y en vírgenes de Cristo".

En conclusion, San Patricio es, por lo menos en el imaginario popular, el pilar del catolicismo en Irlanda, su promotor y defensor. No hay Patrón Nacional que reciba un culto más ferviente y unánime por parte de sus protegidos que el glorioso San Patricio, Patrón de Irlanda. El día 17 de marzo (día de su muerte), no hay irlandés en la metrópoli o en el extranjero, que no ostente sobre su vestido el legendario shamrock, el trébol simbólico que San Patricio convirtiera en imagen de la Divina Trinidad.




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