11 noviembre 2008

Beato Ceferino Namuncurà

11 de Noviembre

Beato Ceferino Namuncurà

Ceferino Namuncurá fue y es un don de Dios. Un precioso y gratuito regalo de Dios para su raza aborigen olvidada y sufrida, para su patria, la Argentina, para Latinoamérica, para todo el mundo. Como ocurrió con otros personajes bíblicos, el Señor miró benignamente la humildad del aborigen mapuche y quiso hacer, por su intermedio, grandes cosas.

La Iglesia Católica, a través de sus más altos y especializados organismos, viene estudiando desde 1945, lenta y seriamente como es habitual en Roma, la vida de Ceferino. Y el 22 de junio de 1972 el Sumo Pontífice Pablo VI promulgó el decreto por el que se declara a Ceferino Venerable, paso importante y previo a la Beatificación.





El actual Vice-Postulador de la Causa de Ceferino es el Padre Héctor D'Angelo, sdb., doctor en Derecho Canónico, residente en Bahía Blanca. Él es el responsable de llevar adelante en Argentina las Causas de Beatificación de los Venerables Ceferino Namuncurá y Artémides Zatti.

Ceferino Manuel Namuncurá nació el 26 de agosto de 1886 en Chimpay, provincia de Río Negro, en la República Argentina. Su padre fue el cacique Manuel Namuncurá.

Fue bautizado el 24 de diciembre de 1888. La Primera Comunión, el 8 de setiembre de 1898. Tenía 12 años recién cumplidos. Y el 5 de noviembre del año siguiente recibe,el sacramento de la Confirmación. Comulgaba todos los días con singular devoción, y en los recreos invitaba a sus compañeros a hacer alguna breve visita al Santísimo Sacramento.

Por estos años era también alumno del Colegio «Pío IX» el inolvidable cantor Carlos Gardel, que tan famoso sería después. Ambos juegan en los mismos patios y ambos integran el coro y cantan en la misma capilla del aquel antiguo Colegio de Almagro.

A los 16 años Ceferino termina sus estudios primarios en el Colegio «Pío IX», de Almagro, con el vehemente y decidido deseo de ser sacerdote para anunciar el Evangelio a sus paisanos. La salud del adolescente mapuche iba desmejorando.

En 1903, Monseñor Juan Cagliero decide llevarlo nuevamente al sur, a Viedma, con la esperanza de que el clima nativo y los solícitos cuidados del sacerdote-médico Evasio Garrone favorecieran el resurgimiento de la quebrantada salud de Ceferino.

En julio de 1904 Monseñor Cagliero parte para Italia llevándose consigo a Ceferino, arribaron a Génova el 10 de agosto de 1904.

El 27 de setiembre de 1904 Ceferino es llevado ante el Papa Pío X , pronuncia muy emocionado un breve discurso y obsequia al Padre Santo un hermoso quillango de su tierra. El Papa contesta también con visible emoción: «... Yo te doy, de todo corazón, mi Bendición Apostólica, extensiva a tu padre, a su familia y a toda su gente...« San Pío X llama a Ceferino, lo lleva a su escritorio privado, lo sienta a su lado y le obsequia una medalla reservada a los príncipes.

Ceferino prosigue sus estudios eclesiásticos y humanísticos en el colegio salesiano de "Villa Sora" ubicado entre las pintorescas colinas de Frascati: «Tanto para los superiores como para los compañeros brilló aquí con el ejemplo de su bondad y virtud, pero sobre todo con el fervor eucarístico y el exacto cumplimiento del deber diario y por una maravillosa paciencia en soportar la tuberculosis de que estaba atacado» (Decreto de Venerabilidad del 22 de junio de 1972).

En marzo de 1905 lo internan en el Hospital de los Hermanos de San Juan de Dios. Ceferino comprende que su fin se aproxima y su renuncia es entonces heroica. "¡Bendito sea Dios y María Santísima! Basta que pueda salvar mi alma, y en lo demás hágase la santa voluntad del Señor».

Todos en el hospital quedan edificados de su temple espiritual. El doctor José Lapponi —médico personal de los Papas León XIII y San Pío Xº— lo visita dos veces al día. Monseñor Cagliero lo acompañó hasta el momento de su santa muerte, ocurrida el 11 de mayo de 1905, cuando tenía sólo 18 años, 8 meses y 17 días.

El Papa Pío Xº exclamó: «Era una bella esperanza para las Misiones de la Patagonia, pero es ahora y será en adelante su más válido protector».

En 1924 los restos de Ceferino son repatriados y llevados a Fortín Mercedes, en donde descansaron en la capillita del histórico Fortín, hasta 1991, cuando fueron trasladados al Santuario de María Auxiliadora de Fortín Mercedes.

Instruidos los procesos ordinarios en la Curia del Vicariato de Roma y, mediante cartas postulatorias, en las Curias Eclesiásticas de Turín, Viedma y Buenos Aires, y una vez publicado el decreto sobre sus escritos, el Papa Pío XII aprobó con su firma la comisión de introducción de la causa el 3 de marzo de 1957. Se instituyeron luego los procesos apostólicos en las Curias de Viedma, Turín y Morón y en el Vicariato de Roma sobre las virtudes en especial, y el 29 de enero de 1962 salió el decreto sobre la validez jurídica de dichos procesos.

«Observado, pues, todo lo que debía observarse conforme al derecho, el 6 de abril de 1971 tuvo lugar una Reunión Especial de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, en la que se discutió la duda:

«Si consta de las virtudes teologales: Fe, Esperanza, Caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y de las virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, y de sus anejas, en grado heroico, en el caso y para el efecto de que se trata». Esta duda fue nuevamente examinada el 6 de julio del mismo año, en la Congregación Plenaria de los Cardenales, siendo Ponente o Relator el Cardenal Luis Traglia, y todos con su consentimiento unánime respondieron afirmativamente.

«Después que el Cardenal abajo firmante hizo al Sumo Pontífice Pablo VI una relación de todos los antecedentes procesales en la Audiencia que le concediera el 7 de enero de este año 1972, Su Santidad ratificando el parecer de la Sagrada Congregación para las Causas de los Santos, ordenó que se preparara el decreto sobre la heroicidad de las virtudes del Siervo de Dios.

«Por último, en el día de hoy, el mismo Sumo Pontífice, hechos llamar el suscrito Cardenal Prefecto, como asimismo el Rdo. Cardenal Luis Traglia, Ponente de la Causa, yo —que soy el secretario— y los demás a quienes se acostumbra citar, en presencia de todos promulgó este decreto, declarando que: Consta de las virtudes teologales: Fe, Esperanza, Caridad hacia Dios y hacia el prójimo, y de las virtudes cardinales: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza, y de sus anejas, en grado heroico del Siervo de Dios Ceferino Namuncurá, en el caso y para el efecto de que se trata. 22 de junio del año del Señor 1972». Cardenal Pablo Bertoli, Prefecto, Fernando Antonelli, Arzobispo titular de Idicra, Secretario.





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