14 octubre 2014

Tres realidades que afectan especialmente a la población más vulnerable

Me pongo en contacto para acercarles una carta del Departamento de Justicia y Paz de la Diócesis de Quilmes, en donde destacan tres realidades preocupantes: los fondos buitre, la violencia institucional y la realidad de las adicciones.
El mismo lo transcribo a continuación.
Octubre 2014

“Cuando lo hicieron con mis hermanos más pequeños
lo hicieron conmigo” (Evangelio de Mateo, 25-40)

"…las grandes economías mundiales 
sacrifican al hombre a los pies del ídolo dinero…"

"…es imposible seguir tolerando que los mercados financieros 
gobiernen la suerte de los pueblos…"
Papa Francisco, junio 2014

Queremos llamar la atención sobre tres realidades que afectan especialmente a nuestra población más vulnerable:

1.- “Fondos buitre”
Nos unimos con esta declaración a las voces de tantos y tantas que resisten activamente en el mundo entero, y especialmente en nuestra patria, la prepotencia de los fondos transnacionales de inversión, más conocidos como “fondos buitre”.
Está claro que estos “fondos buitre” no hicieron inversiones en nuestro país, no aportaron nada a nuestro suelo, y reclaman unos bonos que compraron a precio vil, cuando el Estado ya estaba quebrado.
No se pueden poner en riesgo los puestos de trabajo, la salud de nuestra población, la educación recuperada con tanto esfuerzo, el futuro de nuestros ancianos. Logros conquistados luego de una de las mayores tragedias sociales de nuestra patria como la crisis de diciembre de 2001.
La avaricia de este puñado grupo de acreedores externos quiere todo. No podemos aceptarlo.
El problema de fondo, como lo advierte el Papa, es el sistema capitalista liberal --que premia a los especuladores y condena a los que trabajan-- que instala una legalidad inmoral exprimida a fondo por los expertos de la usura.
Coincidimos con la decisión del Estado argentino de pagar las deudas sin comprometer el crecimiento del país, la inclusión y la ampliación de derechos para los más pobres y débiles.

2.- La violencia institucional
El sistema capitalista en el cual estamos inmersos, con su injusticia estructural de concentración de la riqueza, sabemos que busca sostenerse generando, en palabras del Papa, “sobrantes” de la historia; y generando respuestas violentas a las exigencias de justicia, educación, salud y vida digna.
Las fuerzas de seguridad tienen, en este sentido, una responsabilidad grande. Y es muy delgada la línea que separa el necesario control ante el exceso, de la represión indebida al margen del respeto de los derechos de todo ciudadano, en especial de los jóvenes y de los pobres.
No pocas veces somos convocados, como agentes de la solidaridad del Evangelio, a mediar en conflictos de esta índole: jóvenes maltratados en comisarías, ciudadanos pobres ninguneados en sus derechos por simple “portación de rostro” o utilización innecesaria de la coerción policial, tanto física como psicológica.
Es fuerte el pedido de medios de comunicación y de actores sociales por mayor seguridad. Y no dudamos que este es un bien necesario para el crecimiento de nuestros barrios y nuestra salud democrática.
Pero sabemos que un mundo más justo y equitativo es la única garantía de seguridad y de paz social. Convocamos a quienes piden seguridad a trabajar por esta equidad social, por promover a nuestros sectores más pobres a una vida más digna. Y a las fuerzas de seguridad a actuar dentro del marco de la ley y de la vida democrática que les ha confiado las armas y el poder de combatir el delito.

3.- La realidad de las adicciones
Las adicciones no afectan solamente a los sectores más pobres, esto está más que claro en cualquier análisis sociológico. Pero no es menos cierto que, a menudo, son estos sectores los más estigmatizados por los medios y también por buena parte de la sociedad.
Somos conscientes de las tristes consecuencias de las adicciones en general. Pero las llamadas “drogas legales” (alcohol y psicofármacos) son las que más impactan en la vida cotidiana de nuestros hogares. Conocemos los efectos del consumo de alcohol: violencia familiar, violencia de género o accidentes. Creemos se debería regular y restringir la publicidad de bebidas alcohólicas, sabiendo que estas regulaciones son resistidas por las grandes empresas productoras de las mismas.
Estamos a favor de medidas culturales y preventivas más que punitivas. No queremos que se siga criminalizando al adicto que es esencialmente una víctima y en particular los jóvenes pobres de nuestros barrios.
Celebramos los esfuerzos de la Sedronar que viene a ofrecer nuevos dispositivos a favor de nuestros jóvenes más castigados, como son los Centros Preventivos Locales de Adicciones (el de la Villa Itatí de Bernal y la localidad San Juan Bautista de Florencio Varela, en donde trabajamos conjuntamente la Sedronar, organizaciones barriales y la Pastoral Social Diocesana)




Departamento de “Justicia y Paz”
Vicaría de Solidaridad
Obispado de Quilmes
Av. Calchaquí Nº1371. C.P 1879. Quilmes Oeste. Buenos Aire
Tel/Fax: 011-4200-3319

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