El tiempo de Cuaresma se inicia el Miércoles de Ceniza y se prolonga
durante los cuarenta días previos a la fiesta de Pascua hasta el Jueves Santo,
excluyendo la Misa de la Cena del Señor.
• Cuarenta años esperó Israel en el desierto para poder entrar en la tierra prometida.
• Cuarenta días aguardó Moisés la manifestación de Dios en el Monte Sinaí.
• Cuarenta días ayunó Jesucristo en el desierto aguardando la fortaleza del Espíritu para
cumplir su difícil misión.
La Cuaresma es un propicio para que los cristianos renovemos nuestro espíritu de adhesión
a Jesucristo muerto y resucitado y nos guiemos por el camino de una profunda y progresiva reflexión.
Así, todos juntos hemos de prepararnos para la gran Celebración de la Pascua del Señor, liturgia
central del año litúrgico.
¿Cómo vivir la Cuaresma?
Lo normal sería que todos los cristianos estuvieran interesados en participar activamente
en su comunidad para vivir este tiempo con especial intensidad. Lamentablemente para muchos,
especialmente para los más jóvenes, no pasa de ser un periodo más de la Iglesia en que los
conceptos de penitencia, ayuno o austeridad, propios de la Cuaresma, no les dice casi nada.
El desafío para los pastores, equipos litúrgicos y catequistas se ve interesante, ya que hemos
de esforzarnos para que los fieles conozcan la razón de ser de la cuaresma y puedan aprovechar
este tiempo de salvación para vivir con alegría desbordante la fiesta de Pascua. En este sentido,
es conveniente recordar a los cristianos, a quienes se esfuerzan por vivir con fe, que la cuaresma
tiene especial importancia dentro del ciclo litúrgico ya que la festividad de Pascua, necesita una
seria preparación para unirnos a la Resurrección de Cristo. *
El canto en Cuaresma
Es el gran tiempo penitencial de la Iglesia, los cuarenta días de conversión y purificación interior
que nos preparan a la mayor fiesta cristiana del año, la Pascua.
Comienza el Miércoles de cenizas. Son días de escucha atenta de la Palabra de Dios que nos
vuelve a llamar a un cambio de vida según el Evangelio de Jesús.
Desde el miércoles de cenizas hasta la vigilia pascual no cantamos el Aleluya, porque ese canto
es la expresión del gozo de la resurrección; lo reservamos para la noche de Pascua. El Gloria
tampoco se reza ni canta en todo ese tiempo, excepto en la misa del Jueves Santo. Pero la
Cuaresma no es un tiempo triste, sino más bien un tiempo recogido, de meditación, que es el
ambiente que nos permite estar atentos a la Palabra, reflexionar sobre nuestra vida y dar pasos
de conversión. Los cantos de la eucaristía deberían favorecer la atmósfera de recogimiento y
conversión personal y comunitaria que caracterizan este tiempo litúrgico. ** |
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