1. Acontecimiento de la propia vida.
(RECUERDO)
El año 2010, en medio de una dolorosa experiencia de
formación para el sacerdocio en una orden religiosa, en la ciudad de Santiago
de Chile conocí a una persona que iluminó mi camino, una persona que me solía
levantar de entre los muertos en medio de tanta angustia por medio de gestos y
palabras. Ella era una religiosa que ejercía el servicio de provincial en la
congregación de las carmelitas misioneras, y que a su vez me acompañaba
espiritualmente en mi camino de discernimiento vocacional y humano-espiritual.
Desde que la conocí como profesora del Instituto, en
el que junto con mis compañeros vocacionales íbamos a estudiar, encontré en
ella una luminosidad distinta. Era una de aquellas personas que con sólo
mirarlas uno percibe algo distinto, algo especial; en el lenguaje de la
literatura espiritual oriental podría decir que era una de aquellas personas
que han avanzado en el proceso de Theosis, en el reflejar el rostro del Señor.
Sandra, así se llama esta religiosa, fue para mí una
persona que me supo levantar en el día a día con sus miradas, con sus gestos,
con sus abrazos en medio de tanta oscuridad emocional, humana, espiritual,
psicológica, etc. Recuerdo particularmente el retiro que me permitió vivir en
su casa junto con las demás carmelitas que vivían con ella. Sobre todo recuerdo
un cuadernillo que me dio en el momento de retiro donde me proponía el
itinerario para el fin de semana, un cuadernillo donde estaba la palabra clave
que me permitiría seguir trabajando mi persona hasta el día de hoy: relación.
Un tema que hasta ese entonces (y actualmente en tensión) me ha interrogado, me
ha causado soledades, me generaba mucho miedo.
Siento que en ese retiro, a través de la presencia de
Sandra, de su persona, real y concreta, Jesús me ha hablado, y yo he tenido la
gracia de haberle escuchado. Era el Señor el que me tocaba (expresión utilizada
en el evangelio de Mateo siempre en referencia a la sanación y que demuestra la
venida del Reino) y me decía “levántate, no tengas miedo” yo estoy contigo para
levantarte de ese estado muerte que te genera el miedo a intimar con otros. La
voz de Jesús, y de la hermana, me han posibilitado la vida donde sólo reinaba
la muerte.
Síntesis:
La voz de Dios
generalmente se manifiesta en la presencia de los otros, en sus presencias
casuales y/o cotidianas. La Palabra de Dios que escuchamos en la presencia de
los otros siempre son palabras de vida. ¡Cuántas personas nos dan mensajes de vida
cotidianamente en el día a día y nos sabemos escucharlas!
2. Síntesis exegética. (CATEQUESIS)
i.
Subió al monte con los
discípulos, escena que nos recuerda a Moisés en el Sinaí.
Primera clave interpretativa del texto: Jesús es el
nuevo Moisés, el verdadero y definitivo legislador e intérprete de la Ley por
antonomasia del Padre.
ii.
Se transfiguró delante
de ellos (verbo activo)
iii.
Se aparecieron Moisés y
Elías que condensan la Ley y los Profetas (A.T)
iv.
Palabras de Pedro a
Jesús sobre las chozas que recuerdan la espera del pueblo de Israel al pie del
monte Sinaí mientras Moisés recibía la Ley del Señor.
v.
La presencia de la nube
luminosa (presencia de de Dios) que los cubre con su sombra desde la cual sale
la voz de Dios (revelación sinaítica de la Ley)
vi.
“Este es mi Hijo amado,
en que me complazco; escúchenlo”.
Segunda clave interpretativa del texto: el bautismo
de Jesús en el Jordán. Son las mismas palabras con las cuales el Padre
atestigua que Jesús es poseedor de la fuerza del Espíritu para hacer presente
el Reino de Dios y para vencer al último de los enemigos, la muerte
(prefigurada en las tentaciones).
vii.
Jesús se acerca y toca a
los que había caído por miedo. El verbo tocar en el evangelio de Mateo siempre
se encuentra en referencia directa a la acción salvífica de Jesús con la cual
sana a un enfermo o expulsa a un demonio. Es decir, es un término que siempre
se hace presente a la hora de indicar la acción de Jesús por la cual hace
presente el Reino de Dios venciendo el mal por medio de la fuerza del Espíritu
que lo ha ungido.
viii.
“Levántense, no tengan
miedo.”
Tercera clave interpretativa del texto: la
resurrección de Jesús de entre los muertos. Estas mismas palabras son parte del
discurso del Ángel en el relato de la resurrección de Jesús. Ya no hay que
temer, el resucitado ha vencido la muerte.
ix.
Secreto mesiánico.
Síntesis:
Jesús es el verdadero
legislador e intérprete de la Ley de Dios. Esta ley, la cual Jesús ha venido a
anunciar, y la cual el texto propone escuchar, es una ley de vida. Esta vida es
la que Jesús se encargará de hacer presente por medio de gestos y palabras a lo
largo de su ministerio. Todo comienza en el bautismo, momento en el que Jesús
ha sido consagrado con la unción real para hacer cumplir esa ley de vida por
medio de signos y predicaciones; Él ha recibido todo el poder para vencer a los
enemigos de esa ley. El último de los enemigos que ha venido a vencer es la
muerte. Jesús es el dador de vida que reina sobre todo lo que es muerte.
3. Propuesta del evangelio
(RE-INTERPRETACIÓN)
El
evangelio de la transfiguración nos hace una doble invitación:
I.
Escuchemos la voz de
Dios que da vida, que levanta de entre los muertos a los caídos, y que se
manifiesta en las personas concretas con las que compartimos en el día a día.
Utilicemos este
tiempo de cuaresma para compartir con los demás y para afinar nuestros oídos a
la voz de Dios que actúa a través de los otros dándonos vida. Podemos pensar en
aquellas personas que nos levantan día a día de la muerte y agradezcamos por
ellas.
II. Dejemos
que la voz de Dios se exprese a través de nosotros mediante gestos y palabras
portadores de vida.
Utilicemos este
tiempo de cuaresma para dejar que la fuerza del Reino transforme a otros a
través nuestro en el día a día.
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