"Es hora de que el pueblo sencillo se apodere del Evangelio"
"Francisco está abriendo un tiempo nuevo. Un nuevo estilo de Iglesia sencilla, pobre, humilde, cercana y dalogante, que se preocupa de la felicidad del ser
Arrancó el teólogo con el relato de una realidad, la de la Iglesia
actual, netamente pesimista. Y real. Una Iglesia "con actitudes de
nerviosismo y miedo, de autodefensa, que ve al mundo como un adversario,
que hace de la condena y la denuncia todo un programa pastoral".
Una institución marcada por el restauracionismo, la pasividad
generalizada, sin actitudes de renovación, con el pecado de la
autorreferencialidad a flor de piel. "Hay gente muy comprometida, pero la masa de los 1.200 millones de católicos viven en la sumisión, la obediencia y el silencio, en medio de una religión de autoridad, y no de llamada". Donde "el pesimismo ha crecido".
Frente a ello, Pagola invocó la necesidad, la urgencia, de retornar a jesús. "No sólo una reforma religiosa, sin una conversión al Espíritu de Jesús. No sólo adhesión doctrinal, sino seguimiento. No sólo cambios, sino actualización de la experiencia fundante", reclamó el teólogo ante el aplauso de la multitud congregada.
Y que tiene que llegar del pueblo, pues "la jerarquía, hoy, no puede liderar una conversión a Jesús". "Debemos volver a lo que es la fuente y origen de la Iglesia. Dejar que el Dios encarnado en Jesús sea nuestro único Dios". Para Pagola, "hay que reformar la Curia, claro que sí, y cambiar la doctrina, pero antes hay que volver a Jesús. Invocar un clima más humilde, más gozoso, porque si no seremos cada vez una institución más decadente, más sectaria, más rara, más triste, más alejada de lo que quiso Jesús".
Jesús. Un proyecto, casi una obsesión, una necesidad imperiosa. "Es tarde. Hemos dejado morir la Cena del Señor porque la Iglesia no se ha planteado en serio por qué se va la gente", proclamó Pagola, quien denunció que más allá de la crisis vocacional o el sacerdocio para la mujer, es preciso retornar a entender a Jesús "no como un Padre o como un Rey, sino fundamentalmente como lo que fue: un Profeta".
En este punto, el teólogo -que citó constantemente a Francisco: "Antes no me atrevería a decir algunas cosas, pero es que el Papa las está diciendo cada mañana en las misas en Santa Marta"-, llamó a "reconocer nuestro pecado como Iglesia, y cargar con él. Cuestionar nuestras falsas seguridades, la santidad de la Iglesia, porque santificamos todo y no vemos las vigas que hay dentro de nuestra Iglesia".
Y es que "si la Iglesia no escucha los clamores de los pobres, será sorda. Y luego se hará sordomuda y no será capaz de anunciar la Buena Noticia", añadió el teólogo vasco, quien propuso algunas tareas urgentes. En primer lugar, "reavivar el espíritu profético del movimiento de Jesús. No nos podemos resignar a vivir una religión cristiana sin profecía".
En segundo término, "una presencia más activa, indignada y actualizada". Una renovación en la que "la Iglesia no es lo más importante, si no el Reino". "Esta renovación no puede venir sólo desde el Vaticano. Ha llegado el momento de recordar que el Cristianismo no es una religión más, es una religión profética, para construir un mundo más justo, más solidario, más sano".
Y, en tercer lugar, "recuperar urgentemente la compasión. Pues ser compasivos es la única manera de seguir a Jesús y parecernos al Padre", añadió. "La Iglesia cristiana ha perdido la capacidad de atraer a la gente, porque no ha tomado en serio el sufrimiento de los inocentes".
"¿Hemos de seguir buscando caminos desde una Iglesia que cada vez tiene menos poder de atracción, o debemos recuperar el Evangelio de Jesús como única fuerza para transmitir y engendrar la fe?", se preguntó Pagola. La respuesta, clara: "Hoy, el Evangelio se encuentra atrapado en el interior de una Iglesia en crisis", por lo que "hay que recuperar el protagonismo del Evangelio".
Y hacerlo entre todos. "La gente debe reclamar a la jerarquía el Evangelio. El pueblo sencillo debe apoderarse del Evangelio", pues "Jesús es mucho más actual que los sermones que os damos los curas. Dios no está en crisis, ni está bloqueado. Jesús no ha dado todo lo mejor que tiene".
Este es el futuro de la Iglesia, un futuro "apasionante" tras la designación del nuevo Papa. "Francisco está abriendo un tiempo nuevo. Un nuevo estilo de Iglesia sencilla, pobre, humilde, cercana y dalogante, que se preocupa de la felicidad del ser humano". En este trance, "el Papa debe encontrar en nosotros un apoyo total. Si él promueve el cambio desde arriba, nosotros debemos promover el Reino desde abajo", concluyó, entre una rotunda ovación.
Frente a ello, Pagola invocó la necesidad, la urgencia, de retornar a jesús. "No sólo una reforma religiosa, sin una conversión al Espíritu de Jesús. No sólo adhesión doctrinal, sino seguimiento. No sólo cambios, sino actualización de la experiencia fundante", reclamó el teólogo ante el aplauso de la multitud congregada.
Y que tiene que llegar del pueblo, pues "la jerarquía, hoy, no puede liderar una conversión a Jesús". "Debemos volver a lo que es la fuente y origen de la Iglesia. Dejar que el Dios encarnado en Jesús sea nuestro único Dios". Para Pagola, "hay que reformar la Curia, claro que sí, y cambiar la doctrina, pero antes hay que volver a Jesús. Invocar un clima más humilde, más gozoso, porque si no seremos cada vez una institución más decadente, más sectaria, más rara, más triste, más alejada de lo que quiso Jesús".
Jesús. Un proyecto, casi una obsesión, una necesidad imperiosa. "Es tarde. Hemos dejado morir la Cena del Señor porque la Iglesia no se ha planteado en serio por qué se va la gente", proclamó Pagola, quien denunció que más allá de la crisis vocacional o el sacerdocio para la mujer, es preciso retornar a entender a Jesús "no como un Padre o como un Rey, sino fundamentalmente como lo que fue: un Profeta".
En este punto, el teólogo -que citó constantemente a Francisco: "Antes no me atrevería a decir algunas cosas, pero es que el Papa las está diciendo cada mañana en las misas en Santa Marta"-, llamó a "reconocer nuestro pecado como Iglesia, y cargar con él. Cuestionar nuestras falsas seguridades, la santidad de la Iglesia, porque santificamos todo y no vemos las vigas que hay dentro de nuestra Iglesia".
Y es que "si la Iglesia no escucha los clamores de los pobres, será sorda. Y luego se hará sordomuda y no será capaz de anunciar la Buena Noticia", añadió el teólogo vasco, quien propuso algunas tareas urgentes. En primer lugar, "reavivar el espíritu profético del movimiento de Jesús. No nos podemos resignar a vivir una religión cristiana sin profecía".
En segundo término, "una presencia más activa, indignada y actualizada". Una renovación en la que "la Iglesia no es lo más importante, si no el Reino". "Esta renovación no puede venir sólo desde el Vaticano. Ha llegado el momento de recordar que el Cristianismo no es una religión más, es una religión profética, para construir un mundo más justo, más solidario, más sano".
Y, en tercer lugar, "recuperar urgentemente la compasión. Pues ser compasivos es la única manera de seguir a Jesús y parecernos al Padre", añadió. "La Iglesia cristiana ha perdido la capacidad de atraer a la gente, porque no ha tomado en serio el sufrimiento de los inocentes".
"¿Hemos de seguir buscando caminos desde una Iglesia que cada vez tiene menos poder de atracción, o debemos recuperar el Evangelio de Jesús como única fuerza para transmitir y engendrar la fe?", se preguntó Pagola. La respuesta, clara: "Hoy, el Evangelio se encuentra atrapado en el interior de una Iglesia en crisis", por lo que "hay que recuperar el protagonismo del Evangelio".
Y hacerlo entre todos. "La gente debe reclamar a la jerarquía el Evangelio. El pueblo sencillo debe apoderarse del Evangelio", pues "Jesús es mucho más actual que los sermones que os damos los curas. Dios no está en crisis, ni está bloqueado. Jesús no ha dado todo lo mejor que tiene".
Este es el futuro de la Iglesia, un futuro "apasionante" tras la designación del nuevo Papa. "Francisco está abriendo un tiempo nuevo. Un nuevo estilo de Iglesia sencilla, pobre, humilde, cercana y dalogante, que se preocupa de la felicidad del ser humano". En este trance, "el Papa debe encontrar en nosotros un apoyo total. Si él promueve el cambio desde arriba, nosotros debemos promover el Reino desde abajo", concluyó, entre una rotunda ovación.
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