14 diciembre 2011

Estar conectados no es equivalente a estar comunicados


 
El obispo de Gualeguaychú y miembro de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, monseñor Jorge Eduardo Lozano, aseguró que “Internet tiene la presencia de un tsunami transformador. Y siempre para adelante. No hay chances de volver”, y opinó que “estamos ante un tsunami constructor y propositivo”.

Consideró, además, que “sucede algo similar con las redes 

sociales. Twitter, Facebook y tantas otras se alzan como una invitación casi irresistible a compartir información, datos personales, vínculos grupales, imágenes de lo que somos o lo que queremos mostrar de lo que somos”.

“La construcción de la faceta pública —perfil— de cada uno de nosotros en la red es una realidad de la virtualidad. Y, aunque muchos de los usuarios de las redes sociales se quedan en un umbral que va del fisgoneo al ombliguismo, y comparten un perfil público 100% cosmético, hay enormes espacios para construir mensajes verdaderos, desde personas o grupos que quieren darse a conocer tal como son, y a las que lo que más les importa es el contenido de sus mensajes”, reflexionó en una nota de opinión que publicó el Diario de Gualeguay.

Tras explicar que “un papá de chicos adolescentes me contó en un mail, lo atento que tenía que estar al uso que le daban sus hijos a las redes sociales: “Por un lado a que los ‘amigos’ con quienes se comunica por estos medios, los conozca físicamente y que haya una correspondencia en los vínculos personales y por la red”, lamentó que se haya desprestigiado el término “amigos”.

“A quienes aceptamos intercambiar información se los llama ‘amigos’ y uno puede tener 200, 500, hasta un millón, como Roberto Carlos. Hay que resignificar las palabras y valorar la amistad entre los pibes y también entre los grandes”, estimó.

Monseñor Lozano sostuvo que “estar conectados no siempre equivale a estar comunicados. Algunos adolescentes se animan a contar su vida, a abrir el corazón solamente chateando, pero tienen pánico de hablar cara a cara con sus más íntimos. Vivimos en una sociedad hipercomunicada —conectada— y, sin embargo, con experiencias de profunda soledad”.

El prelado recordó que “la palabra ‘virtual’ proviene de ‘virtud’ que implica fuerza, bondad, integridad en el obrar. Que esta nueva vida virtual que se nos ofrece como humanidad sepamos vivirla en virtud y con alegría cristiana de valorar el producto de la inteligencia del hombre y que nuestra fe participe de nuestros encuentros en la red.

“Dios quiere estar siempre cerca de sus hijos y amigos. Compartir nuestra vida cargada de alegrías y soledades. En el corazón de Dios siempre tenemos un “sitio” para encontrarnos con Él y los hermanos. Hagámosle también un ‘sitio’ mayor en nuestra comunicación”, concluyó.



Fuente:
AICA

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