24 enero 2010

Evangelio según San Lucas 1,1-4.4,14-21.

Muchos han tratado de relatar ordenadamente los acontecimientos que se cumplieron entre nosotros,


tal como nos fueron transmitidos por aquellos que han sido desde el comienzo testigos oculares y servidores de la Palabra.

Por eso, después de informarme cuidadosamente de todo desde los orígenes, yo también he decidido escribir para ti, excelentísimo Teófilo, un relato ordenado,

a fin de que conozcas bien la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Jesús volvió a Galilea con del poder el Espíritu y su fama se extendió en toda la región.

Enseñaba en las sinagogas y todos lo alababan.

Jesús fue a Nazaret, donde se había criado; el sábado entró como de costumbre en la sinagoga y se levantó para hacer la lectura.

Le presentaron el libro del profeta Isaías y, abriéndolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha consagrado por la unción. El me envió a llevar la Buena Noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, a dar la libertad a los oprimidos

y proclamar un año de gracia del Señor.

Jesús cerró el Libro, lo devolvió al ayudante y se sentó. Todos en la sinagoga tenían los ojos fijos en él.

Entonces comenzó a decirles: "Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír".

Extraído de la Biblia, Libro del Pueblo de Dios.

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