16 octubre 2009

Oración y rezo

En estas semanas que han sido difíciles, no hay mayor consuelo que la oración, pero ¿que pasa cuando al rezar y orar se siente un vació, cuando no se logra realmente dialogar con Dios?. Intente con el Padre Nuestro, el Ave Maria, el Rosario y simplemente… nada.

Entonces, en el momento culminante de mi desesperación y soledad se me vino una “frasesita” que recuerdo de hace mucho de un viejo canto en latin: «mihi quoque spem dedisti» “A mi también me diste esperanza” y de repente, el torrente de la oración se hizo posible y fue abierto por ese pequeño verso, que a su vez me recordó de lo que trata todo el canto, me refiero al Dies Irae.

Pero mi reflexión va mas bien enfocada al hecho de que me parece que el centrarse solo en el Padre Nuestro y el Ave Maria y el Rosario, puede llegar a limitar los momentos de oración.
Toda la Biblia es un canto y un salmo que nos ponen en dirección a encontrar las palabras para comenzar un dialogo con Dios. No dudo de la espiritualidad de los hombres que rezan el rosario todos los días, pero habemos otro tipo de personas que eso no es suficiente para lograr “entrar” allí delante del santo, santo santo.
Rescatar la poesía de los salmos y otros cantos religiosos con toda esa profundidad humana frente a Dios, es algo que deberíamos de hacer. De la misma manera en que Jesucristo nunca nos dio formulas para hacer las cosas, tampoco dejo el Padre nuestro como única manera de rezar, ¿cuentas veces el rezo se convierte en simple balbuceo repetitivo y no en una manera de ponerse de frente a Dios?…. Los rezos son bellisimos, cuando disponen el corazón a ir mas alla… son solo aperitivos que nos ponen de frente y en compañía de Aquel que nos busca.

Recuerda, Jesús piadoso,
que fui causa de tu camino:
no me pierdas aquel Día.


Tratando de encontrarme, te sentaste fatigado;
me redimiste, padeciendo en la cruz:
¡tanto trabajo no sea inútil!




Tu, que absolviste a María
y que escuchaste al ladrón,
también a mí me has dado esperanza.

 
Ruego suplicante y de rodillas,
el corazón contrito, como en cenizas:
¡Lleva tú el cuidado de mi fin!



por carlos jose b. Santos

No hay comentarios: