Encontré por casualidad este dibujo en el blog brasileño Alerta Total, que deseo transmitir a mis lectores sin palabras, pues habla por sí solo. Infunde una inmensa ternura. Me limito a traducir libremente el texto en portugués que acompaña al diseño: cuenta que una niña que ha perdido a su madre en la guerra, la diseña con tiza en el suelo del patio del internado para huérfanos donde ha sido acogida. Ella se coloca en el diseño dentro del cuerpo de su madre como para sentirse protegida. La niña es oriental y ellos, cuando entran en un lugar santo, dejan a la puerta las sandalias en señal de respeto. Es lo que hace la niña en el dibujo como para indicar que el cuerpo de su madre y el amor que nutre por ella, es también algo sagrado, un templo.
Cualquier otro comentario lo dejo a los lectores. Para mi basta el silencio frente a ese dibujo que entraña el amor de todas las niñas y niños que en el mundo han perdido en flor, el amor de sus madres. Aquí, en Brasil, suelen ser las madres, sobretodo las más pobres, las que pierden cada día a sus pequeños, víctimas de las balas perdidas en las refriegas entre traficantes de drogas y policías. Víctimas los pequeños y víctimas las madres. Y los responsables de tanto dolor y violencia ni siquiera pierden el sueño.
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