En la última semana, el tema de la ex
monja embarazada fue noticia en la mayoría de los portales de noticias
del mundo. El hecho se prestó para el sensacionalismo y para la burla.
Sin embargo, fueron pocos los que ofrecieron una mirada diferente, como
la del p. Jorge Enrique Mújica, en su blog Actualidad y Análisis sobre
la actitud maternal de la Iglesia Católica. A continuación, la nota
completa.
Se dice que la web ha
posibilitado que lo local se convierta en global y a eso se le ha
llamado “glocal”. Un ejemplo de lo “glocal” ha sido el caso de Roxana Rodríguez quien
para más señas era monja. Digo era porque ha dejado de serlo a raíz de
que se ha convertido en madre. Y como la procreación ha acontecido
cuando todavía formaba parte de las monjas Pequeñas Hijas de Jesús,
concretamente durante el tiempo de visita a su natal El Salvador (la ex
religiosa vivía en Italia), numerosos sitios web y espacios en las redes sociales han aprovechado el caso para la mofa, la caricatura y el escaneo.
Más allá del cotilleo que ha poblado internet a partir de este caso
resulta de interés (y no es sino para destacarse) un aspecto casi
desapercibido en todo este suceso: la actitud de maternidad de la
Iglesia católica por medio de la superiora de la ex monja y también de
la cercanía del obispo del lugar. Nadie puede decir que Roxana fue una
monja ejemplar y precisamente porque no lo ha sido tanto la superiora
como el obispo lo tienen bien claro. Pero también tienen claro que ahora
lo que Roxana necesita es ayuda y es eso lo que están ofreciéndole.
Ofrezco a continuación la traducción al español de un artículo publicado
por el periódico italiano Tempi a raíz de este caso. No tiene desperdicio.
***
El hijo de la religiosa y el cotilleo de los cretinos
Hay algo fastidiosamente malicioso
acerca del modo cómo los medios de comunicación han dado la noticia de
la religiosa de 32 años, originaria de El Salvador, que en el hospital
de Rieti [ciudad del Lacio, a unos 90 km de Roma, N.d.T.] ha dado a luz a un niño al que llamará Francisco.
Es una pena detenerse siempre en los
cotilleos (¿quién es el padre? ¿De verdad no sabía que estaba
embarazada? ¿Qué murmura la gente del pueblo? ¿Cuáles son las pullas más
salaces que están dando la vuelta por internet?), sin conseguir nunca
ver que la noticia esconde entre sus pliegues una señal de lo que,
nuevamente, demuestra ser la atención de la Iglesia hacia todos sus
hijos e hijas. Como siempre: juicio claro sobre el pecado, pero acogida
al pecador. Como ha dicho sor Erminia, la madre superiora: «No ha podido
resistir a la tentación, pero no ha hecho daño a nadie. Basta ya,
dejadnos en paz, lo que ha sido ha sido».
Basta, en cambio, echar una mirada a las crónicas de los periódicos
para darse cuenta que con la excusa de querer informar sobre esta
historia, lo que se hace no es otra cosa que escarnecer a la mujer,
informar sobre los cretinos habituales de twitter y sus pullas de
parvulario, centrando el tema en la vergüenza eclesiástica por el “hijo
del pecado”.
Cuánta superficialidad hay en estos comentarios, realizados
normalmente por quienes están siempre dispuestos a atacar a la Iglesia y
la elección virginal de sacerdotes y religiosas.
Sin embargo, a nosotros nos parece mucho más importante e
interesante relatar cuánta discreción y capacidad de acogida ha
demostrado la Iglesia. Monseñor Gianfranco Girotti, hasta el año 2012
regente de la Penitenciaria Apostólica, ha explicado que la religiosa
«tendrá que abandonar el instituto y hacerse cargo de la prole que ha
nacido. El hecho del embarazo y del nacimiento del niño la obligan a un
nuevo estado de vida». En resumen, ahora que el niño existe, hay que
tenerlo en cuenta y es justo que Francisco pueda gozar de todas las
atenciones de su madre. Pero esto, ha añadido Girotti, no significa que
la religiosa sea «excomulgada». Al contrario. «Sus superiores –ha
añadido– deberán ayudarla a hacer frente a la situación. Siendo
extranjera, encontrándose en un país que no es el suyo, no tendrá otras
posibilidades de ayuda, por tanto es seguro que el instituto al que
pertenecía la ayudará». «Aunque deploramos el episodio – ha explicado -,
desde el punto de vista evangélico debe prevalecer siempre la actitud
de ayuda. Este debe ser el primer sentimiento, sobre todo porque estamos
frente a una vida que nace».
También el obispo de Rieti, Delio Lucarelli, ha explicado –con
palabras simples pero excepcionales– que cuando la vea le dirá que
«ciertamente no ha sido fiel a un voto, es decir, a un compromiso
solemne, y esto me causa pena, pero hay que apreciar el hecho de que el
embarazo no ha terminado en un aborto y que una vida es siempre un don
del Señor. Por tanto, nosotros estaremos cerca de ella y confío también
en la comprensión y ayuda de nuestra gente».
Y parece que esto es lo que está sucediendo, con la primera colecta
para ayudar a esta mujer. Pero estos son todos hechos que interesan
sólo a quien se preocupa de verdad por la mujer y su hijo. Los otros se
paran en las maledicencias. Peor para ellos: se están perdiendo un día
de fiesta.
Traducción del original en italiano de Helena Faccia Serrano.
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