DOMINGO
2
DE
DICIEMBRE
DE 2012
DOMINGO Iº DE
ADVIENTO
PREPARACIÓN:
Antes de la salida del celebrante
Hoy, la Iglesia Universal celebra el
domingo primero de Adviento, iniciando un nuevo año
litúrgico, y dentro de él, iniciamos concretamente, el ciclo "C".
"Este es el tiempo de la espera gozosa del Señor,
que nos invita a prepararnos para su vuelta gloriosa con la conversión del
corazón. Es el tiempo de estar vigilantes para descubrir mejor, en las
diversas circunstancias de la vida, los signos de la presencia de Jesús; a
quien lo busca fielmente no dejará de mostrarle el rostro del Padre
celestial."
AMBIENTACIÓN:
Luego del saludo inicial y antes del acto
penitencial
El Señor hoy nos llama a estar atentos,
preparándonos para su venida, descubriendo su presencia entre nosotros, no
sólo en la Eucaristía y en la Palabra, sino también en cada hombre. Y
nuestra respuesta debe ser el llevar una vida verdaderamente sobria, sin
dejarnos atrapar por las excesivas preocupaciones que nos propone el mundo,
y reconociéndonos como peregrinos que caminamos, con gozosa esperanza, hacia
la Patria definitiva del Cielo.
En este breve fragmento, las
promesas que el profeta Jeremías anuncia en nombre de Dios al pueblo judío,
son promesas, también vigentes hoy, para cada uno de nosotros
R.
A tí,
Señor, elevo mi alma.
2ª. LECTURA: (1Ts
3, 12 — 4,
2) (Ver
texto)
Las palabras de Pablo son un clara exhortación
para nuestra manera de vivir cada día. Escuchémoslas con suma atención.
Escuchemos ahora al mismo Jesús que nos habla; Él
nos anuncia la liberación definitiva. Lo aclamamos con el gozoso canto del
Aleluya.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
CELEBRANTE:
Queridos hermanos y hermanas, con la confianza de
que nuestra salvación está más cerca, pidamos a nuestro Padre del Cielo, que
siempre nos escucha, por nosotros y por todos los hombres, nuestros
hermanos.
GUÍA:
A cada una de las
peticiones responderemos orando:
"PADRE, AUMENTA NUESTRA ESPERANZA"
v
Padre, porque queremos ser,
junto a nuestro Obispo y nuestros sacerdotes, aquellos que con humildad
trabajen su corazón en este tiempo de adviento, capaces de intuir y vivir lo
que el Señor nos trae: amor de Dios hacia el hombre, te pedimos...
v
Padre, al
pedirte por nuestra patria, para que todos, convirtiendo nuestro corazón,
podamos construir una nación que viva verdaderamente de acuerdo a los
valores del Evangelio, te pedimos...
v
Padre, para que en cada
necesitado, pobre, enfermo, abandonado, sin techo, sin trabajo, veamos al
mismo Cristo que hoy también viene a nuestro encuentro, y lo recibamos, en
ellos, como Él lo merece, te pedimos...
v
Padre, para que
todos, en nuestra comunidad, busquemos con ilusión al que nos busca y que
las compras, las luces y los regalos no nos oculten la mano del hermano
necesitado que se tiende a nosotros como una súplica callada que nos dice
aquello de “estuve enfermo y solo y me visitaste”, te pedimos…
CELEBRANTE:
Padre, tú que no abandonas la obra de tus manos,
mira a este pueblo que espera con fe la venida de tu Hijo, y por la
intercesión de María, Virgen y Madre, escucha las súplicas que te
presentamos. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PRESENTACIÓN DE LAS
OFRENDAS:
Presentamos sobre la mesa del altar, el pan y el
vino; junto con ellos presentemos también una sincera disposición a vivir en
la gozosa y atenta espera del Hijo de Dios, que viene a nuestro encuentro en
cada momento de nuestra vida.
Al término del “Lavatorio
de Manos” y cuando el celebrante vuelve al centro del altar y antes de la
oración siguiente, se hace poner de pie a la asamblea
DIÁLOGO DEL PREFACIO:
Al iniciarse el Prefacio (antes de
"El Señor esté con vosotros")
Unamos nuestras voces y nuestros corazones en la
acción de gracias a nuestro Padre del Cielo, que nos ha dado a su Hijo y nos
ayuda, con su Espíritu, a una sincera conversión de nuestras vidas.
COMUNIÓN:
Jesús vino al mundo por María,
vendrá glorioso al final de los tiempos, pero también viene diariamente a
nosotros en la presencia de cada hermano necesitado y en este Pan con que
ahora quiere alimentarnos.
DESPEDIDA:
Ante tantos nubarrones y tantos malos augurios sobre el presente y el
futuro, debemos ser personas que inunden muchas realidades con el sabor de
la fe y de la esperanza. Necesitamos de Alguien, que viene a nuestro
encuentro, y nos empuja a ser sembradores de paz y de esperanza.
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