11 julio 2012

Padre Obispo

El 9 de julio de 2001, abrazó su Pascua el Obispo de Quilmes Jorge Novak. Defensor de los Derechos Humanos, amigo de las Madres de Plaza de Mayo, compañero de los pobres, Pastor ecuménico...

"Comprendí entonces cabalmente (...) que la historia tiene una superficie engañosa y una profundidad lacerante. Comprendí que sólo quien desciende decididamente a bucear en los abismos del dolor provocado en la historia por la injusticia y la prepotencia, para compartir y para regenerarlo, adquiere en plenitud creciente su propia dimensión humana.
En mi caso personal, valoré debidamente el axioma pastoral: 'El hombre es el camino primero y necesario de la Iglesia'. En esta experiencia vi claro que sin actitudes sinceras con la situación de la familia argentina (la desaparición de personas, la destrucción premeditada de los centros de producciones por los instrumentos de mezquinos intereses multinacionales; el hambre y la guerra...) me haría connivente y cómplice del mal en sus múltiples expresiones.
(...) Todo dolor nos afecta y lo compartimos profundamente. Pero hace falta que nosotros rescatemos también ahora todo este otro mundo y que hasta cierto punto explica las protestas públicas que los familiares están realizando. Es un grupo numeroso de familias que han sufrido heridas profundas en su núleo familiar y que han acudido a la Iglesia presentando el dolor humano. Yo no los puedo defraudar en sus expectativas de seguimiento, de acompañamiento, de consolación, y hasta estoy condicionado por un valor primario del Evangelio."


 "Despues de mi ordenación episcopal, al inaugurar la curia de Quilmes, hube de abrir los oidos y el corazón a un verdadero clamor de muchísimas familias. Eran las de los detenidos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional. Eran, sobre todo, las de los desaparecidos.
La evocación de la parábola del buen samaritano resultaba no sólo espontánea, sino oabligada. Se trataba de una obra de ladrones, que habían despojado, herido, impuesto el miedo. Era peligroso rondar por esa zona. pero no me quedaba otra alternativa que la del buen hombre de la parábola; ver, conmoverme, acercarme, vendar heridas, procurar el remedio posible. No quedaba otra alternativa porque la parábola termina con un mandato explícito: 'Ve y procede tú de la misma manera' (Lc 10, 37)"
"Yo siento el agua y el barro y las emanaciones malolientes de las curtiembres y otras industrias de vez en cuando. Estos hermanos sufren en forma permanente estos inconvenientes. ¿Quén se acerca para promover la dignidad de hijos de Dios que palpita en el buen corazón de estos vecinos?
...por el par de zapatos embarrados que yo presentaba tímida y filialmente al Padre Dios, él me había desviado la vista a milies y miles de pies que se cubren continuamente de polvo o de barro al salir de su casa y al volver a ella. Son los pies del trabajador camino a la fábrica; los del niño y el adolescente rumbo a la escuela; los de las mamás que enderezan el paso al cumplir tareas domésticas para poner sobre la mesa el pan que el marido imposibilitado de conseguir trabajo no llega a ganar para sus hijos"


"He vivido y muero en comunión con los hermanos de las demás Comunidades cristianas no católicas a las cuales el Señor me llevó a conectarme en la oración y en la acción evangelizadora aunque no haya podido celebrar esta comunión de modo perfecto, pues todos esperamos todavía la iniciativa del Espíritu que nos permita superar las diferencias existentes, considero una gracia insigne haber dedicado mi vida y ofrendar ahora mi muerte para que la hora feliz de la plena comunicación de los bienes espirituales se anticipe."

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