07 abril 2011

¿VIA CRUCIS?

Puede ser.
Según el color del cristal con que se mire
No es llorar para atrás. Sino ver que lo que pasó sirve para hoy
No es retroceder nostalgiosamente, sino avanzar esperanzados.
¿Utilizar el dolor para crecer? Puede ser.
¿Utilizar las historias para creer? Puede ser.


VIA CRUCIS - O EL CAMINO DE LA CRUZ


(Queremos aclarar que varias partes de estos textos leídos ligeramente con la mentalidad que se nos internaliza a través del lavado cerebral del sistema alienante que vivimos nos puede parecer que se refieren exclusivamente a áreas de las que no somos responsables, la macro política (mundial, nacional, provincial, municipal y de la Iglesia a nivel de gobierno, la Jerarquía, las estructuras,), y en realidad también es cierto que la verdad y la mentira, la justicia y la injusticia, lo que es del Cristo y lo que es del anti Cristo, está en todos los niveles de la vida humana, también a nivel social, político y económico, pero no nos perdamos de ver el núcleo en donde estas cosas comienzan a vivirse, en nuestro cotidiano más personal e íntimo, en y con nosotros mismos, en y con nuestros familiares, amigos y compañeros, vecinos, y con los que llamamos hermanos en nuestras comunidades cristianas, con relación a la catequesis, a Caritas, a los grupos pastorales, económicos parroquiales, las congregaciones, los movimientos, etc…)


Estación 1 - Jesús condenado a muerte.
O sea la justicia y la verdad condenadas a muerte.


Hoy como ayer, la verdad y la justicia molestan. En cada día que vivimos tenemos situaciones en que nos tenemos que definir entre la verdad o la mentira. .......... ¿Quién hizo esto? ....... ¿Vos andas diciendo esto de mí? ...... ¿Te parece que tengo razón? Y muchas veces ante esas preguntas, mentimos; negamos. O le echamos culpas a otro. Y esto puede ocurrirnos varias veces en un día.


• Hoy como ayer no nos animamos a hacer justicia. Porque los que abusan de los demás tienen algún poder. Y tenemos miedo. Y cuesta organizarse porque los otros también tienen miedo. Y no falta alguno que busque acomodarse con los poderosos y traiciona a sus compañeros. Y por miedo o por acomodarnos nos hacemos injustos. O porque sacamos provechos mezquinos o porque nos callamos la boca, no hacemos nada y sufrimos injusticias o somos indiferentes ante injusticias ajenas.


• Jesús nos invita a convertirnos. A luchar por la verdad y por lo que es justo. Para nosotros y para todos. Nos invita a ser valientes, a dar la cara, a no escondernos. Y como eso es difícil, nos invita y nos acompaña para que pueda ser.
• Te reconocemos Cristo y te admiramos


• porque no esquivas la lucha, ni la cruz


• y así nos muestras el camino de la salvación


• a nosotros y a todo el mundo.


Estación 2 - Jesús carga con la cruz
- O sea, la vida es lucha, dificultades; no es gratis, cuesta.
Y lo que cuesta, vale.


• Hoy como ayer no podemos esquivar, eludir, zafar de todas luchas o dificultades o malos momentos de la vida. La cruz también significa eso. Un hijo drogadicto, un hermano discapacitado, una mujer enferma de los nervios, un padre o marido borracho, etc. Y no podemos seguir de largo ante ellos. Tenemos que cargarlos. Son nuestros, de nuestra propia vida. Son nuestra familia. Aunque todo tiene un límite.


• Tampoco irnos a otros pagos y hacer otras vidas. Por eso de "ojos que no ven, corazón que no siente". No existe la vida sin problemas; no existen lugares libres de todo mal; no existen paraísos. Lo real, donde y con quienes estoy viviendo es mi lugar, es mi realidad. Y ahí tengo mi cruz. Sin dejar de pensar que yo también puedo ser la cruz para otros. Yo soy su cruz.


Jesús que toma la cruz, nos invita a hacer lo mismo. Nada es fácil, sin llantos, lastima-duras, incomprensiones. Sin cargas, sin luchas, sin cansancios. Nos invita a no dejarnos engañar por lo que venden la vida fácil, cuesta abajo, viento a favor. Por los mercaderes de la droga, los creyentes del dios dinero, los ladrones de saco y corbata y camionetas 4 por 4. Por esta invitación le damos ahora este agradecimiento a Jesús le decimos:


• Te reconocemos Cristo y te admiramos


• porque no esquivas la lucha, ni la cruz


• y así nos muestras el camino de la salvación,


• a nosotros y a todo el mundo.




Estación 3 - Primera caída de Jesús.
O perdemos el invicto, somos débiles.


- A mi no me van a ver caído, arrastrando, dando lástima. Hay algunos que de vez en cuando se largan estas definiciones. Se creen fuertes, de fierro, orgullosos de ellos mismos y con un gran amor propio. Tanto en mujeres como en varones. Ellos nunca se van a equivocar; nunca van a caer en eso que le reprochan a otros.
- Y sin embargo algunas veces quedan marchitos y caídos como el perejil. Situaciones que se les cruzan en los caminos; metidas de pata los dejan desnuditos ante los demás, donde se caen todas las razones y palabras que dijimos.


- Jesús cae y en su caída nos invita a ser humildes y sencillos. El no se dijo no me voy a caer nunca; llegaré a destino con la frente alta sin haber hocicado. Fue prudente, humano: no dijo nada. No se endiosó. No se sonrojó porque cayó al suelo. Se hizo cargo de la cruz hasta donde pudo. Y ahí dejó de poder.


- Y nosotros llevamos nuestra propia cruz y a veces nos agobia y nos voltea. Y mordemos el polvo de la derrota. Y así somos humanos, débiles. Y perdemos el invicto. Y sentimos que nos pasa lo mismo que a los demás. Y esto es un triunfo, un adelanto. No somos perfectos, no somos mejores. Somos como los demás; también nos caemos.


- Y esto último es necesario que lo vivamos los de las iglesias que tenemos la tentación de creer-nos sin pecado, mejores que los demás, "que no caemos en esas cosas". Que dejemos de ser fariseos, de aparentar que estamos siempre de pie, erguidos e impecables. Cuando somos así, damos asco, repulsa, indignación. Somos un pelotazo en contra al camino de Jesús.


- Y nos invitamos a hacer esta oración:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


Porque no esquivas la lucha ni la cruz


Y así nos muestras el camino de la salvación


A nosotros y a todo el mundo.




Estación 4 - Jesús se encuentra con su Madre.
O la madre sigue a su hijo en el camino.


- Jesús la encuentra porque la madre estaba antes, durante y después. Y estará al final. Y estará siempre. Y la madre sufre porque sufre su hijo. Y hoy la Madre de Jesús es algunas de las muchas madres que ven a sus hijos en el camino de la droga. Y ahí también, estuvieron antes y estarán siempre. Y madres que ven que sus hijos van a la muerte antes de tiempo. Que se han metido en caminos de nada, caminos de destrucción.


- Y hoy son esas madres las que llevan la cruz de sus hijos arrastrados a esos falsos caminos de felicidad. Y madres que llevan su propia cruz porque también siente sus responsabilidades y culpas en los hijos desviados. Y madres que sienten que la familia propia está enferma; por lo que se hizo o no se hizo; por el exceso de presencias y cuidados o por falta de tiempo, presencias y preocupaciones por los hijos. Por cobranza o por ausencia. Por una cosa o por la otra.


- Para Jesús encontrar a su madre en ese momento tan duro, le hizo muy bien. Se sintió lleno de cariño por adentro y eso ayudó a soportar con luz y fuerza lo de afuera.


- Para la madre y el hijo en la droga, ese encuentro ayuda a llenar de esperanzas el camino de salida para el hijo y hace a la madre sentirse parte de su hijo en los aciertos y en los errores. Al hijo le hace bien y no se siente sólo. A la madre le hace bien y se siente luchadora rehaciendo a su hijo.


Repetimos ahora esta invocación:


Te reconocemos Cristo y te admiramos


Porque no esquivas la lucha ni la cruz


Y así nos muestras el camino de la salvación


a nosotros y a todo el mundo.






Estación 5 - Le ponen otro que ayuda a llevar la cruz a Jesús.
O sólo no voy a ningún lado.


- Las grandes alegrías hay que vivirlas con otros; compartirlas. Las grandes tristezas, también. Eso está en el caracú del humano; el ser con otros.


- Y cuando las cosas se ponen muy pesadas y no podemos sólos con ellas debemos salir a esperar de la mano de otros. Debemos aceptar la fuerza y la presencia de otros. Debemos renunciar al orgullo del "yo sólo me arreglo".


- Y Jesús se dejó ayudar. Aceptó que le tuvieran lástima. Aceptó la debilidad humana. No la vivió como una decadencia o una herida al amor propio. La vivió como algo natural, humano. En situaciones límites, nadie se arregla sólo, nadie puede vivir sólo. - Y este mensaje hoy llega a nosotros. Cuando las papas queman debemos pedir y esperar ayuda o presencia de los demás. Eso no es ser menos sino simplemente ser humano. Renunciar al creímiento de que somos pequeños dioses, que venga como venga la mano nos arreglamos sólos. No necesitamos de nadie ni de nada.


- El camino de Jesús nos enseña a no subirnos por arriba de los otros, sino a bajarnos, igualarnos codo a codo con el resto ayudando a otro a llevar su cruz y dejándome ayudar por otros a llevar la mía.


Y le decimos a Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- A nosotros y a todo el mundo.




Estación 6 - Una mujer se compadece y le lava el rostro.
O lo femenino que le falta a la iglesia.


- Siempre alguien se sale del libreto y hace algo que no estaba fijado por los organizadores o se sale de las costumbres del lugar. El que rompe los esquemas, el audaz, el que hace lo que muchos podrían hacer, pero no se animan. Por el que dirán o por miedo. O por no quemarse y nos quedamos en el mol-de.


- Y la que rompe el molde es una mujer. La audaz, la que se anima. La que no tiene miedo. La que aparece de golpe y decidida sin pedir permisos ni cosas que se les parezcan.


- Y Jesús siente la dulzura y suavidad femenina que le alivia y le limpia ojos, labios, nariz y compañía. Siente la compasión hecha obra, acción y que llega hasta su rostro. Y en medio del dolor siente ese cariño que lo fortalece y lo hace sentirse querido y fuerte en lo más íntimo.


- La presencia de toda esa mitad de la humanidad que todavía falta en la iglesia. Iglesia que sigue muy machista. Que desconfía de la mujer como sacerdote. No parece creerle, no le tiene fe. No le permite leer el evangelio en las misas. Todo esto es sólo para hombres.


- ¿Será que los hombres les tenemos miedo a las mujeres? Nos escondemos detrás del creer que no merecen esa "dignidad", pero no sabemos decir porque. No, no estamos diciendo que tienen que ser sacerdotes ya. Pero si, que ya es tiempo de que empecemos a preguntarnos y a hablar del asunto. Y a dar motivos y razones a favor o en contra y ver entonces que es lo que queda. Y esto debe empezar a darse también en las cabezas de la iglesia. ¡Basta de cosas de las que no se habla!


- ¿Quién te auxilió Jesús? ¿Quién te alivió? ¿Quién no pidió permiso? ¿Quién rompió moldes y costumbres? ¿Quién puso la compasión en obras y no en palabras? ¿Quién, quién...? La mujer.


- Y cuanto necesita esta iglesia de esa mitad de la humanidad, sobre todo en las decisiones importantes, en los grandes anuncios. Sin esta mitad la iglesia anda media renga, media verdad, media iglesia. Y todo esto con mucho cariño y mucho deseo de que la iglesia camine bien, sea toda verdad y sea iglesia entera. Y no desesperemos y confiemos en el Espíritu y todo va a llegar.


- Jesús que dejas que llegue a tu rostro el cariño, las caricias, el alivio de la mujer. Que no diste vuelta la cara cuando se te arrimó solícita. Que mostraste necesidad de cariño femenino. Que otra vuelta te dejaste perfumar y besar los pies por otra mujer. Jesús que tu iglesia pueda entender y vivir esto. Que nos alientes a luchar para que tu iglesia sea tu iglesia. Sea entera; no sea la mitad.


Ahora te invocamos Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así no muestras el camino de la salvación


- A nosotros y a todo el mundo.




Estación 7 - Segunda caída de Jesús.
O la historia vuelve a repetirse.


- No hay primera sin segunda. Y con ayudante y todo, vuelve a caer. Y nos invita a saber que en los momentos bravos, aunque no estemos sólos y tengamos quien o quienes nos banquen, igual podemos volver a hocicar. Y volver a embarrarnos en el fango o caer en la zanja.


- Es que no se sale de un día para otro. No se sale de golpe de la cruz que estoy viviendo. Y me aflojo y vuelvo a lo mismo. Y no les creamos a los que hacen leña sobre árbol caído y que vienen y nos dicen: vos no tenés remedio, no ves que volvés a lo mismo. Y nos condenan en vida.


- Creamos al que se acerca y nos dice: serenate; volvé a empezar; tené esperanza. Y nos alienta y nos da ganas de vivir. Y volvemos a estar de pié.


- Esta segunda caída de Jesús nos hace ver las reincidencias, las vueltas a lo de antes de aquellos que están luchando por dejar alguna adicción. Porque siempre la cabra al monte tira y en cuanto nos des-cuidamos un poco, nos escapamos de nosotros mismos y volvemos a las andadas.


- Y si. Saber que es así. Con marchas y contramarchas. Y no asustarse; no dramatizar o exagerar. Sino estar atentos, no descuidarnos. No confiar tanto de nosotros. Esquivarle a ciertos ambientes o personas porque voy a volver a caer. Pero casi siempre el que cayó se levantó. Y este es nuestro caso.


Le decimos a Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- A nosotros y a todo el mundo.




Estación 8 - Jesús consuela a las mujeres de Jerusalén.
O no lloren por mí.


- No trabaja de víctima. No se queda encerrado en el mismo. No siente alegría en que le tengan lástima, se compadezcan de él. Si quieren, lloremos todos por todos. Y si sufro una injusticia siento sufrimiento, me duele. Pero no me hago el mártir, el campeón de los que sufren y que todos vengan y lloren a mí alrededor.


- Jesús enseña en esta escena. Consuela a las que vienen a consolarlo. Les da fortaleza a las que vienen a fortalecerlo. Les da más de lo que vienen a darle. Piensa y siente en el nosotros; no se queda en el yo.


- Nosotros corremos el peligro de quedarnos demasiado detenido en nuestros propios sufrimientos. Y esto nos hace ciegos al sufrimiento de los demás. Nos hace inútiles para los demás. Nada aportamos a sus propios sufrimientos. Y a veces hacemos girar a toda la familia alrededor de nuestros problemas o sufrimientos. Y los hacemos esclavos nuestros.


- Y todos nos ponemos a llorar y eso no sirve para nada. Ni para nadie. Deja un olor y un gusto amargo, de velorio en la casa. Y la casa pasa a ser un lugar triste. Y los que viven en ella, también.


- Y debemos decirnos: ¡al mal tiempo, buena cara! Y que mi problema, no sea el problema para todos.


Que los otros también tienen los suyos. Y decirles que agradecemos su preocupación por nosotros, ya que nosotros también estamos preocupados por las dificultades de ellos.


- O si quieren llorar, repetimos, lloramos todos por todos. Todos tenemos problemas y es lógico que para cada uno "su problema" es el más grave. Aunque de afuera nos parece una pavada. Pero para él es un "problemón". Y saber que a veces también así nos miran y califican a nosotros. Lo que nos pasa son pavadas para otros.


- Que esta estación nos haga salir afuera de nuestros problemas y sufrimientos. No para evadirlos o soñar con que no pase nada. Sino para compartir con los demás que también está sufriendo. Igualarnos en las malas.


Por eso le decimos a Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- Para nosotros y para todo el mundo.




Estación 9 - Tercera caída de Jesús.
O tercera levantada de Jesús.


- Siempre que llovió, paró. Dios aprieta pero no ahorca. El vecino se estaba muriendo y encontró la paz. Se murió igual. Pero murió en paz con su familia y con el mismo. Justo que andábamos mal y mi mamá quedó sin trabajo. Y tantas otras situaciones que parecen sin remedio y de golpe aparece la luz.


- Basta, se dijo Jesús. De aquí a la terminal directo, sin paradas.


-Nosotros en esas idas y vueltas de nuestros cambios, recaídas. En la lucha con nuestros vicios, debilidades, debemos aprender de la tercera levantada de Jesús que la tercera es la vencida. O sea que final-mente zafaremos. Y que no hay mal que dure cien años. Y no ponemos el acento en la caída o recaída sino en la levantada. La vuelta a la lucha, al sendero, al camino. Volver a reempezar el régimen de comidas; el contar hasta diez antes de reaccionar; en no merodear por esos caminos que son mi tentación; ponernos las pilas nuevamente y no bajar los brazos. Volver a empezar y con el mismo entusiasmo del comienzo del camino. O volver a querernos como cuando nos enamoramos; el primer amor.


- Lo que importa no es la caída sino la levantada. Lo que pasó, sino lo que viene. Lo que fue sino lo que será. No quedarnos sino llegar. No quedarnos apesadumbrados mirando el pasado, amarga-dos y sintiéndonos fracasados por las caídas, sino esperanzados sabiendo que el sol vuelve a salir


Y que todo volverá a ser posible. Levantarse y seguir andando, nomás, nos dice el santo riojano y ejemplo de pastor, profeta y modelo. El pelado Angelelli.


Por eso le decimos a Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- Para nosotros y para todo el mundo.




Estación 10 - Jesús es despojado de sus vestiduras
- O las vergüenzas quedan al público.


- Delante de todos lo desnudan. Sos nadie, quieren decirle con eso. Te exponemos a la risa y la burla de todos. Es un desquite, como una venganza de aquellos poderosos que Jesús desenmascaró, desnudó


en sus hipocresías, injusticias.


- Cuando nos sorprenden en una metida de pata, en una mentira quedamos así, desnudos. No porque se vean nuestras vergüenzas, como dice el paisano; sino porque se cae nuestra careta, se cae lo que aparentábamos ser. Se caen las apariencias. Se cae lo que decíamos ser; se cae lo que dijimos. Quisiéramos morirnos, desaparecer.


- Es una oportunidad para aprender a vivir en la verdad. Aprender a pasar vergüenza, a volver a ponernos colorados como cuando éramos chicos. Y pedir perdón.


- Dejar de patalear para intentar tener razón donde no la tenemos. O negar la situación. Bajar del caballo, bajar del podio.


- Hoy tenemos problemas con los elegidos para gobernarnos. No decimos sólo gobierno, sino que decimos también eso que llaman la oposición. Porque juntos hacen o deshacen leyes para encaminar a buen destino el país, que somos nosotros.


- Y les pedimos a todos que se desnuden. Que digan lo que desean y no se disfracen en motivos falsos o aparentes. Que no anden con el cuchillo bajo el poncho. Al pan y al vino, vino. Y que por fin acepten que nadie tiene toda la verdad ni toda la maldad.


- Y construyan. Construyan el país que mucho falta todavía. Más trabajo, viviendas, encarar la droga en serio. Pero no agarrando al último peón sino a los grandes gerentes. Sin hipocresías.


- Y basta de decir no dije eso; me interpretaron mal; deformaron lo que dije; etc. Parar la mano y empezar de vuelta. Nadie ni ningún grupo tiene toda la verdad ni toda la injusticia. Parte y parte tenemos todos. Y así también deben encarar nuestros representantes elegidos para andar la patria.


- Sino cambian van a ir quedando despojados de sus vestiduras y sus vergüenzas quedarán a la vista del pueblo. ¡Y ojalá puedan tener vergüenza!


Le decimos a Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- Para nosotros y para todo el mundo.


Estación 11 - Jesús es clavado en la cruz.
O la vida del pobre: ¿será pobre siempre?


- Es fijado en la cruz. De ahí no vas a salir. De ahí no vas a poder salir, aunque quieras. Sólo podrás salir si te sacamos nosotros.


- Esto pareciera que se lo dijeran hoy los poderosos a los pobres. Ustedes están clavados en la cruz de la miseria y la pobreza. Están condenados a pasar hambre o comer mal, frío en invierno y calores para reventar en verano. Están condenados a vivir en el barro cuando llueve, a tener zanjas con aguas podridas, a vivir con mucho olor a pozo negro. A tener casas que siempre tienen alguna gotera y nunca está terminada. Y en barrios que se inundan.


- Ustedes están condenados a enfermarse seguido. Y levantarse muy temprano para ir a sacar número. Y conseguir turno para dentro de dos meses. Y si hablamos de operaciones medio año de espera es una bicoca.


- Ya sabemos lo que dicen los médicos: no se ponga nervioso y coma sano. Coma verdura y carnes magras; pescado. ¿Pero como no me voy a poner nervioso cuando voy a comprar carne, pollo, verdura o pescado? ¿Como no vamos a terminar comiendo mal? Pizzas, fideos con un poquito de salsa. Si somos seis a la mesa y lo otro es imposible.


- Jesús clavado en la cruz y el pobre clavado en la pobreza. Los poderosos mandaron a clavar a Jesús en la cruz y los poderosos siguen clavando hoy a los pobres a la pobreza.


- Pero los pobres hoy quieren salir de esa cruz. Quieren desclavarse. Ya saben que no es cuestión de suerte o mala suerte. Ya saben que no es voluntad de Dios. Ya saben que Dios no quiere eso. Y si Dios está con ellos, ganaran.


- Por eso los pobres deciden salir de estar clavados en la pobreza. Por su propia cuenta. Por su propia lucha. Los poderosos no los van a sacar. Para ser ellos sobrados, necesitan que otros sean escasos. Y no quieren cambiar.


- ¡Pobres del mundo uníos! A luchar, unirse y organizarse para salir de la cruz injusta que nos han impuesto desde siempre. No nos resignamos más. Nos parecemos a Cristo no cuando nos resignamos a morir en la cruz sino cuando nos rebelamos ante la injusta y sufrida vida que nos imponen los señores de este mundo.


Por eso Jesús te decimos:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- Para nosotros y para todo el mundo.






Estación 12 - A Jesús lo matan en la cruz.
Y nosotros morimos en lo fácil.


- Muere en la cruz no ayuda a entender a Jesús. Tenemos que decir: ¡lo mataron en una cruz! Estamos acostumbrados a escuchar o decir que murió en la cruz por nosotros. Nos queda la impresión, la sensación de que fue una decisión personal. Casi como un suicidio. Y cuando vió una cruz subió corriendo para que lo estaqueen en ella. No. No fue así, ni es así.


- Jesús no quiso morir. El evangelio cuenta que pocos momentos antes de que vinieran a llevarlo para el matadero, hablando con su padre Dios, angustiado le decía si era posible zafar de la muerte tan cruel que veía venir. Si era posible, zafar. Pero si no, me la aguanto.


- No era un enfermos psíquico; no era uno que le gustaba sufrir por sufrir nomás. Al cuete. Sino pareciera que el camino de la salvación es sufrir. Y cuántas veces nos dijeron que sufrir y padecer injusticias como Jesús, es el camino para ganar el cielo. Y nos pedían resignación. Y el que se rebelaba iba contra Dios.


- Y claro, todo esto le convenía a los que siempre se aprovecharon del pueblo; a los que siempre fabricaron pobres. Y así gobernaban, hacían leyes. Tenían un ejército que cuidaba que los pobres no se pasen de la raya. Y tenían iglesias que bendecían y mantenía al rebaño en orden. Todo en nombre de un dios falso, con minúscula. Un dios que no era el de Jesús.


- Y Jesús vino para que conozcamos al verdadero Dios. Al que va con MAYÚSCULA. A su verdadero padre. A nuestro verdadero Dios.


- Y este camino le costó la vida. No le perdonaron que le volteara sus ídolos: el dios dinero; el dios apariencias; el dios hipócrita; el dios poder. Y cuando le pidió a su padre zafar, cuando llegó a su pico la angustia, de golpe le llegó la luz. No podía desdecirse de lo que dijo e hizo. No podía (como se acostumbra ahora) echarle la culpa a los periodistas; que lo entendieron mal; que el no quiso decir eso;


Que me sacaron las palabras del contexto; y etc., etc., etc.


- Fiel a su misión. Fiel al verdadero amor edificado sobre verdad y justicia. Todo lo dicho, dicho está; todo lo hecho, hecho está. No me retracto ni doy un paso atrás. Me quieren matar por esto: mátenme. Muero por un ideal, muero porque ese ideal dará caminos de felicidad y paz a los hombres. Muero para que ellos hagan lo mismo: den su vida por ideales fraternales, para que se cumpla también la voluntad de Dios aquí en la tierra, en la historia.


- Y nosotros queremos zafar de la lucha, del camino difícil de la cruz. Nosotros queremos encontrar vida, alegría, felicidad regaladas. De arriba. Sin ningún costo. Nosotros queremos eso porque eso nos venden en la farándula, las modas, etc. Bajar de peso con la pastilla mágica, sin régimen ni luchas. Ser feliz y sentirse eufórico y lleno de vida y energías con la droga. Claro que dura lo que dura la droga.


- Y este camino de lo fácil; de la vida como paseíto nomás, la vida pura joda, la vida todo bien, joya. Camino que nos lleva a la nada, al aburrimiento, a la desesperación, a la muerte. Lo que no cuesta, no se lo valora, no se lo tiene en cuenta.


- Por eso Jesús, te mataron en la cruz porque anunciastes caminos verdaderos de hermandad y de justicia para todos los hombres y los pueblos. No murió de viejito en una cama. Murió antes de tiempo.


-Por eso Jesús que nosotros no nos matemos a nosotros mismos, por vagar en caminos falsos, sin luchas, sin vivir para nada ni para nadie. Por estar más al cuete que cenicero de moto. Y todavía, como si esto fuera poco, de esa manera somos injustos y despreciamos y hablamos mal de todos los que viven por algo, para algo, con ideales reales de igualdad para hombres, razas y pueblos.


Por eso te repetimos Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la lucha ni la cruz


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- Para nosotros y para todo el mundo.




Estación 13 - Lo bajan de la cruz y reposa en los brazos de su madre.
O volvemos al principio.


- Si. Principio y fin vuelven a juntarse. Vuelve a los brazos de donde había partido. A una madre que siempre la tuvo con el corazón en la boca.


- Por un lado, descansan. Madre e hijo. Ya pasó todo. Fueron años muy intensos, movidos, cortos.


Cuando se llega a los finales, reaparecen los comienzos. María recordaría cuando era bebé y lo acunaba en sus brazos. Ahora volvía a ella, pero muerto. Sentía la ausencia; sentía la injusticia y la humillación que había pasado su hijo. Sentía sus sufrimientos.


- Pero estaba tranquila, serena en paz. Hágase en mí, según tu palabra, había dicho en los comienzos de esta historia. En el hijo que venía ya veía que en él Dios derribaba del trono a los poderosos y elevaba a los humildes. Cuando lo presentaba al templo y le decían que él sería signo de contradicción; de caída para muchos (los de arriba) y de elevación para otros. Y que a ella una espada le atravesará las entrañas por la vida de este hijo.


- Y María ahora está llena de satisfacción. Su hijo lo mataron en su ley. En su prédica. En su fidelidad a la misión. No se dió vuelta. No vino para atrás. No traicionó. No arrugó:


- Nosotros cuando nos vamos acercando a los finales también se nos van apareciendo los principios. Ya pasaron los años vertiginosos, rápidos, pasionales de la juventud y madurez. En esos años en que el presente ocupa todo. El presente es todo. No se mira para atrás ni para adelante. Todo es hoy, ahora, aquí. Y el presente nos devora. Nos quita raíces, historia. Nos quita esperanza, futuro.


- Por eso hoy le pedimos a María que nos ayude a calibrar el presente con el futuro y con el pasado. No para quedarnos fijados para atrás; no para que nos angustiemos en lo que vendrá. Sino para que no peguemos saltos en el vacío y nos sintamos desarraigados, sin pertenecer a ningún lado, sin costumbres ni cultura. Y saber lo que somos. Seguir esa sangre, cultura, valores. Seguir esa manera de ver y sentir las cosas, personas y situaciones. Recordar lo que vivimos de chicos. La educación que nos dieron. Aunque no todo estará bien. Pero estamos parados en algún lugar. Somos alguien; no alguno.


- Y continuar el presente sabiendo y estando con los pies en ese pasado. Y entonces tendremos un norte, una meta. Un saber adonde ir.


- Y saber que la inmensa mayoría de nuestros barrios vienen de otros lados, corridos por la injusticia, madre de pobrezas, miserias y atropellos. Y no podemos ignorar ese pasado. Y no puede estar ausente en nuestro futuro. En nuestras luchas.


Por todas estas cosas les decimos a Jesús:


- Te reconocemos Cristo y te admiramos


- Porque no esquivas la cruz, ni la lucha


- Y así nos muestras el camino de la salvación


- A nosotros y a todo el mundo.




Estación 14 - Jesús es sepultado.
O queda integrado en nosotros, en todos, para siempre.


- Se hizo como uno de nosotros. Se hizo hombre. Tomo carne y huesos como nosotros. Vivió alegrías y tristezas como nosotros. Tuvo pensamientos, sentimientos como nosotros.


- Quedó como un injerto que se le pone a un árbol. Y que queda para siempre haciendo una sola planta. Lo nuevo queda incorporado. Por eso definitivamente Jesús es parte de nosotros. Es nosotros mismos. En lo más íntimo, en el caracú. Ahí está sepultado, pero no muerto. Está vivo y presente. Está queriendo que nos demos cuenta de eso; que tomemos conciencia de eso y establezcamos comunica-ción.


- Y él está ahí no para descansar sino para actuar. Para seguir viviendo a través de nosotros. Todavía más: para seguir completando su misión de salvación. Que Dios es padre de todos, no de unos pocos. Que conozcan al verdadero Dios. Verdadero Dios que quiere un mundo de hermanos en serio, un mundo parejo, justo. Sin pobres ni ricos. Igualdad de oportunidades para todos.


- Y como son tantas las cosas a encarar y tan distintas. Y hay que encararlas con muchos y distintos humanos. Y como son muchas las situaciones y lugares que necesitan salvación, que necesitan verdad y justicia. Por todas estas razones a través de cada uno de nosotros que somos distintos, diferentes a otros, repetimos, a través de c/uno de nosotros sigue o quiere seguir realizando la transformació n, la renovación que vino a empezar.


- Por eso, debemos adentrarnos en lo más profundo de nosotros. Tener momentos de silencio, de mirarnos hacia adentro y verlo a Jesús ahí, ya no acostado en un cajón de muertos. Sino esperándonos, vivo, esperándonos con un mate preparado para charlar, mirarnos y estarnos. Y descubrir que espera de nosotros o que es lo que quiere realizar a través nuestro.


- Así somos misioneros. Somos continuadores de su misión. Está Jesús en muchos lados. En la biblia, en la celebración, en los que están reunidos en su nombre. Y también debemos buscarlo en lo más íntimo de nosotros. Para que podamos hacer nuestro aporte propio y único a su revolución en el amor, la paz y la justicia y verdad verdadera.


Estación 15 - Resucitó -
O quedó en la historia para siempre.


- Sepultado quedó en cada uno de nosotros. En el trabajo de nuestra revolución y conversión personal.


- Ahora resucitado queda en la historia, en lo social, en todo los que los hombres hacen en conjunto. En los pueblos, en todo lo que hace la vida en sociedad de los humanos.


- A esto lo podemos llamar la salvación social que trajo Jesús. No sólo vino a salvar o enseñar el camino verdadero a cada hombre, sino también a salvar o enseñar la manera justa, humana de la vida de la sociedad. De la vida de los humanos en sociedad.


- Y volvemos a recordar su opción social fundamental: no se puede servir a Dios y al dinero.


Y con esto ya tenemos todo. No estamos creados para la oferta y la demanda; no estamos hechos para la competencia; no estamos hechos para la economía de mercado; no estamos hechos para ganar o perder. Sin embargo esta es la "religión" que vivimos, el aire que respiramos, la educación que tenemos.


-Y de esta "contaminación" no se salva ni el loro. No solamente entran los capitalistas, las grandes fortunas del mundo, sino también muchos que creen ser cristianos. Y como si esto fuera poco, ¿porque dejar afuera de esta contaminación a las iglesias y también a la nuestra? No, ni el loro se salva.


- Todos entramos en la volteada. No podemos mirar para otro lado. Y no se puede servir a Dios y al dinero, sigue repicando en nuestros pensamientos y conciencias. Sigue siendo un reto. Un desafío. Una necesidad de ponernos al frente o en medio de los que luchan por derrocar al dios dinero. De no mentir y disfrazar a Dios. Sabemos que no podemos quedar bien con Dios y con el diablo.


- Y esta salvación social que quiere el Jesús resucitado, (también se lo ha llamado el mundo nuevo, el mundo mejor, etc.) es la tarea misionera social que Jesús le deja a su iglesia. La iglesia como conjunto debe estar comprometida con esa lucha. Es su razón de ser. Y en estos momentos de tantas injusticias y diferencias culpables entre razas, países y clases sociales, volvemos a esperanzarnos con aquellas grandes, extrañadas, sabias y cristianas (en serio) palabras del Gran Papa Bueno Juan XXIII:

"LA IGLESIA TIENE QUE VOLVER A SER LA IGLESIA DE JESÚS;

 TIENE QUE VOLVER A SER LA IGLESIA DE LOS POBRES"

Y nuevamente por todo este camino de la cruz que hemos recorrido, te repetimos Jesús:


-Te reconocemos Cristo y te admiramos porque no esquivas la lucha ni la cruz


Y así nos muestras el camino de salvación para nosotros y para todo el mundo.

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