En este contexto, los obispos japoneses quieren estar en primera línea para “mantener viva la llama de la esperanza”, afirmó a la afencia vaticana Fides monseñor Martin Tetsuo Hiraga, obispo de Sendai, la diócesis más afectada.
“No sabemos aún cuántas personas han muerto ni cuantos son los desaparecidos y los desplazados. No sabemos si entre estos hay fieles católicos”, reconoció el prelado.
Dada la incertidumbre, “es aún difícil decir qué se puede hacer, cómo ayudar”. “La gente está agotada y desorientada. El impacto material y emotivo sobre la sociedad ha sido muy fuerte”.
“Están llegando autos y voluntarios de todo el Japón. Se necesita la unidad y la buena voluntad de todos”, añadió.
“Nosotros, los católicos de la diócesis de Sendai, somos poco más de diez mil, un pequeño rebaño. Pero seguimos rezando por las víctimas y haremos lo posible para llevar alivio, para dar testimonio, en este momento de sufrimiento, del mensaje de amor de Cristo”.
Los obispos japoneses, explicó monseñor Hiraga, se encontrarán este miércoles en Sendai para decidir qué estrategia adoptar.
“Debemos aconsejarnos sobre cómo actuar. Mientras tanto confiamos en Dios y pedimos la oración de todos los cristianos del mundo”.
“Hemos recibido el mensaje del Santo Padre y le damos gracias por sus palabras, que nos infunden valor y esperanza. Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a volver a elevar los ojos al Cielo, y a mantener viva la llama de la esperanza”.
La diócesis de Sendai tiene oficialmente 10.944 bautizados, que representan el 0,15% de la población (más de 7,2 millones) del territorio.
Tiene 53 parroquias y 13 casas misioneras, servidas por 27 sacerdotes diocesanos y 19 sacerdotes religiosos, 5 religiosos legos y 262 monjas.
zenit.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario