La VIDA nos empuja a la entrega. “El que quiera salvar su vida la perderá”. En la Pascua renovamos la utopía de Dios de ser una sola humanidad con múltiples colores, rostros, razas, pueblos.
Es nuestro intento una vez más de asumir que por naturaleza “yo soy yo y la humanidad”, no puedo pensarme solo, no puedo sentirme solo, no puedo amarme solo. Siempre está la otra, el otro, con los que vamos construyendo la civilización del amor: un mundo donde quepan todos los mundos posibles.
La Pascua nos impulsa a renovar la mirada hacia nosotr@s mism@s para recuperar la identidad de quienes somos: somos hij@s y herman@s: TODOS. La Pascua nos impulsa a acercarnos a las mayorías desahuciadas por la injusticia del pecado humano y social y recordarles a tod@s y recordarnos a tod@s, que Jesús ha venido para que tengamos vida y vida en abundancia. Y esto es tarea de hermanarse en justicia y dignidad.
Jesús es la nueva humanidad. No hay más que buscar. Es la medida de nuestra dignidad, de nuestra lucha, de nuestro trabajo por el Reino de Dios y su justicia. Lo demás es añadidura.
Feliz Pascua querid@s herman@s y amig@s.
Dios nos bendice con la paz y la alegría.
Abrazo grande
Félix
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