“Lewis Wallace fue un general y escritor estadounidense que nació en el
año 1827. Era un hombre honrado y sincero, aunque incrédulo e
indiferente en materia religiosa influido por un amigo ateo. Su amigo se
llamaba R. G. Ingersoll, quien se burlaba y negaba públicamente la
existencia de Jesús. Este hombre le propuso a Lewis que escribiera un
libro en donde mostrara al mundo pruebas de que Jesús jamás había
existido, para que la gente creyente viera con claridad su error.
Wallace aceptó la propuesta y se dedicó con esmero a una investigación
concienzuda sobre Jesús de Nazaret. Empezó a buscar material para
escribir el libro. Consultó antiguos manuscritos y acudió a fuentes
originales del período histórico en el que Jesús había vivido. Escudriñó
cada sitio por donde se decía que había pasado Jesús. Estaba decidido a
llevar al papel, con pruebas irrefutables, todo lo que Ingersoll
declaraba públicamente. Dos años estuvo dedicado a ello. Pero, después
de leer e informarse, le fue imposible continuar en su actitud de
incredulidad.
Al conocer a fondo la vida de Jesús se dio cuenta de que nadie, sino el
verdadero Hijo de Dios, podía haber hecho lo que él hizo y haber sido
como él fue. Tal perfección, tal excelencia, tal sabiduría, tal
doctrina, tal bondad, no podían haber venido de un hombre común.
Tenía tantas evidencias que era imposible negarlo: Concluyó que en
verdad Jesús era quien dijo ser, el Hijo de Dios y Salvador de la
humanidad.
Fue entonces que el arrepentimiento inundó su corazón y cayó de
rodillas, pidiendo perdón. Aquel a quien había estado dispuesto a
destruir y a exhibir como un fraude, ¡había dado su vida por él!
Jesús no era un personaje de leyenda, era una realidad y una respuesta
a las necesidades de su propia vida. Wallace no escribió el libro que
pensaba publicar, pero en su lugar escribió otro y declaró: "Como
resultado de mis investigaciones y años de estudio, yo me convencí de
que Jesucristo no sólo es el Salvador del mundo, sino que también es mi
Salvador personal”. Como testimonio escribió la famosa novela titulada: “Ben-Hur”.
En los años sesenta este libro famoso fue llevado al cine y ha sido de
las películas más ganadoras de la Academia con 11 premios Oscar. Es
difícil que alguien no la haya visto, sin embargo pocos saben cómo se
originó esta novela.
Wallace había encontrado a Jesús y llevó al protagonista de su novela a
vivir un encuentro similar. Judah Ben Hur, es un príncipe judío, quien
después de pasar varios años encerrado injustamente en una galera,
regresa a Jerusalén dispuesto a vengarse.
Pero, algo había ocurrido en su corazón cuando estaba en calidad de
reo, un hombre lo había auxiliado: se encontró con Jesús. La muerte de
Cristo lo lleva al perdón y al cristianismo.
La historia de Lew Wallace, nos muestra cuán fácil es equivocarse al
basar nuestras creencias en opiniones y comentarios ajenos, en lugar de
hacerlo sobre hechos y evidencias.
En este año de la fe, ha de favorecer tener un encuentro
con Jesús que logre nuestra conversión. Un encuentro a través del Pan y
de la Palabra, es decir, de la Eucaristía y de la Sagrada Escritura.”
1 comentario:
Lindo texto! Conhecia o filme, mas não sabia sobre a conversão do escritor do livro. Impressionante foi a ação do Espírito Santo que o fez encontrar Jesus através da busca da verdade. Jesus é o "Caminho a Verdade e a Vida".
Abraço.
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