Por Grupo de Curas en Opción por los Pobres (Argentina).
Queremos abrazar a campesinos, pobres y trabajadores de Paraguay, cuyas
voces una vez más han sido silenciadas, sus intereses conculcados y su
voluntad, despreciada. Somos miembros de la Iglesia Católica romana; es
decir, queremos seguir a Jesús con nuestras capacidades y nuestras
limitaciones.-
Somos
miembros de la Iglesia Católica romana; es decir, queremos seguir a
Jesús con nuestras capacidades y nuestras limitaciones. Y como miembros,
nos acompañan nuestros pastores –el Papa, los obispos– también con sus
capacidades y limitaciones. Tratamos de seguir a Jesús, el judío
marginal, asesinado por el poder político en complicidad con algunos de
los principales de Jerusalén. Pero este “ser Iglesia” no implica aceptar
las opciones políticas de la jerarquía. Y nos referimos especialmente a
la situación de nuestros queridos hermanos de Paraguay.
Quienes hemos sufrido y padecido (y en memoria de quienes han
muerto o desaparecido) en las dictaduras, no podemos callar lo que hemos
visto y oído. Sabemos que hoy un golpe sangriento tendría “mala
prensa”. El “golpe militar” del pasado ha mutado hoy en pantomimas
pseudo-constitucionales como la que vivió el hermano pueblo de Honduras,
y padece hoy el de Paraguay; o bajo la modalidad de golpes mediáticos,
golpes judiciales, golpes de mercado, golpes institucionales, o golpes
parlamentarios. Pero golpes al fin, que SIEMPRE desconocen la voluntad
popular para someterse a la voluntad del “capital”, e interrumpen los
legítimos procesos institucionales de la democracia.
Por eso, como curas que queremos caminar “con los pobres de la
tierra”, junto a muchos migrantes del hermoso y vecino Paraguay en
nuestras propias comunidades, queremos manifestar claramente que, viendo
las imagenes del nuncio apostólico visitando a Luis Federico Franco
Gómez (foto), o al arzobispo de Asunción dándole la comunión, o leyendo
la declaración de la Conferencia Episcopal Paraguaya, no podemos menos
que manifestar nuestro más profundo rechazo.
Esas fotos sí nos escandalizan. Nos hacen recordar las actitudes de
importantes obispos, arzobispos y/o cardenales oficiando de verdaderos
dirigentes opositores en Honduras, Bolivia, Ecuador, Venezuela,
Argentina, y de los cuales no quisiéramos alimentar la sospecha de un
“pase de facturas” por el pasado episcopal de Fernando Lugo. Y no
podemos menos que ver con preocupación movimientos destituyentes en
nuestros países latinoamericanos como Ecuador, Bolivia, y nuestro propio
país, además de los pasados golpes en Venezuela y Honduras, por citar
algunos.
Como curas no tenemos capacidad para desconocer un gobierno, o
romper relaciones diplomáticas, pero sí tenemos capacidad para saber que
queremos quedar del lado de las víctimas de la historia, como lo hizo
Jesús. Y abrazar a campesinos, pobres y trabajadores de Paraguay, cuyas
voces una vez más han sido silenciadas, sus intereses conculcados y su
voluntad, despreciada. Nos manifestamos a favor de una reforma agraria
como instrumento de desarrollo económico y social con equidad en el
Paraguay y en contra de las injusticias intolerables provocadas por las
formas de apropiación indebida de la tierra por parte de propietarios o
empresas nacionales e internacionales que pisotean todo derecho
adquirido de campesinos y pueblos indígenas.
No somos ciudadanos del Estado Vaticano: somos cristianos de la
Iglesia que camina en los países y regiones de nuestro mundo, encarnados
en sus culturas, buscando en todo lo bueno, lo justo, lo noble de la
sociedad y en las necesidades de los pobres, la huella del Reino de
Dios, aquel sueño de otro mundo posible, por el que Jesús dio la vida.
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