Por Eduardo de la Serna *
Los
medios de comunicación resaltaron y destacaron la supuesta gravedad de
unas fotos que comprometerían al obispo Fernando María Bargalló a raíz
de unas tomas en las que se lo ve en una playa con una mujer.
No descartaría, por otro lado, que haya vendetta de los sectores políticos de Merlo, de conocida in-transparencia, lo que –por cierto– no justificaría nada, si hubiera algo concreto. Pero para conocer lo concreto, sería importante una película, y no sólo fotos. ¿No puede estar toda la familia de la mujer en la playa? Pregunto: si yo fuera el marido de la mujer y conozco la amistad de ambos, ¿no sacaría yo también esas fotos?
En lo personal, me parece que la preocupación por las fotos, que intervenga la Conferencia Episcopal y la Nunciatura, me parece casi más escandaloso que las fotos en sí mismas.
Es lamentable que el tema del celibato se preste a la sensación de que uno, por vivirlo, debe estar aislado de los afectos, las amistades y las relaciones interpersonales. De eso no se trata el celibato. Sí creo que la Iglesia se debe un importante, serio y profundo debate sobre el mismo, pero de ninguna manera pienso que el tema esté en cuestión a raíz de las fotos.
En lo personal, me escandalizaría más si el obispo –o un cura– fue de viaje al Caribe, estuvo en un hotel cinco estrellas y tuvo una vida de lujo, pero tampoco es el tema en este caso. Creo que a un obispo –o a un cura– se lo debería evaluar por su tarea pastoral, el desempeño en su misión, no por un supuesto escándalo que –en este caso, por lo que se conoce– no parece provenir de hechos concretos sino de mentes afiebradas.
* Coordinador del Movimiento de Sacerdotes en Opción por los Pobres.
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