La Biblia está siempre presente como alimento de nuestra fe: en las lecturas de la misa, en la catequesis, y en otras formas personales y comunitarias de encontrarnos con la Palabra de Dios a lo largo de todo el año.
Sin embargo, la Iglesia en Argentina quiso dedicarle un mes en especial. En el año 1961, la Conferencia Episcopal Argentina instituyó el último domingo de septiembre como “Domingo Bíblico Nacional”. Posteriormente, todo el mes de Septiembre pasó a ser “Mes de la Biblia”, con la intención de poner en práctica las indicaciones de la Constitución “Dei Verbum” del Concilio Vaticano II: promover la lectura y el estudio de las Sagradas Escrituras.
Así, durante septiembre, se realizan charlas, talleres y otras actividades que permiten que todos nos acerquemos un poco más a las Sagradas Escrituras.
Se eligió ese mes porque el 30 de septiembre es la fiesta de San Jerónimo, patrono de los estudios bíblicos. Este santo, que vivió entre los años 347 y 420, escribió comentarios a todos los libros bíblicos y realizó la traducción de la Biblia. Los textos bíblicos originales se encuentran en hebreo y griego; en la época de San Jerónimo, el cristianismo se había difundido por Europa, donde la gente no hablaba esas lenguas, sino que el idioma común era el latín. Este santo, acompañado de un equipo de mujeres estudiosas, entre ellas Santa Marcela y Santa Paula, tradujo los textos al latín que se hablaba entonces. Esta versión de la Biblia se llamó “Vulgata” porque fue la versión de la Biblia que se divulgó por toda la cristiandad europea.
En memoria del Padre Angel Caputo
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